Por Jesús Manuel Hernández
Oportuna la declaración a principio de semana de Ernesto Echeguren Barroeta, personaje cercano a los ex gobernadores Antonio Gali y Melquíades Morales Flores quien reconoció que el triunfo de Martha Erika Alonso había sido producto de un fraude electoral.
La versión fue incluso comentada por el gobernador Miguel Barbosa quien entre serio y bromista casi se atrevió a decir que la declaración hubiera sido mejor en el 2018, pero, algo es algo.
Según sus dichos, Echeguren afirmó haberse enterado de que las encuestas de salida daban triunfador al candidato de MORENA, lo que supone que realmente la operación administrada y dirigida por Eukid Castañón y la propia candidata en el MM Grand Hotel estaba destinada a modificar las actas y conteo para conseguir deshacer el triunfo de Barbosa.
“Me robaron la elección”, fue una de las frases pronunciadas por Barbosa los siguientes meses, incluso cuando el Tribunal electoral diera el triunfo a Alonso.
Las escenas vividas en aquella jornada electoral hablaban por sí solas, fotografías, grabaciones y declaraciones de ciudadanos que fueron censuradas, curiosamente, por los medios de comunicación afines al morenovallismo.
Ernesto Echeguren deja en claro además un asunto que poco se ha dicho, la nula participación del gobernador Antonio Gali en aquél proceso electoral, pues permaneció ajeno a toda la operación.
Entrelíneas se descubre que el fraude electoral no se ordenó ni operó en Casa Puebla o en Casa Aguayo, se hizo en Fuente de San Miguel 16 del Fraccionamiento Club de Golf Las Fuentes.
O por lo menos, así me lo parece.