23-04-2024 07:47:47 PM

El INE, en la mira

Por Valentín Varillas

Y se ve venir.

El Instituto Nacional Electoral será el próximo blanco de un embate presidencial que, se anticipa, será particularmente feroz.

En la mañanera de ayer, ya se comenzó a definir la estrategia discursiva con la que se va a empezar a desprestigiar a la instancia encargada de la organización de los procesos electorales en el país.

Así pasó con el Conapred y otros organismos autónomos.

A partir de ser señalados públicamente desde el púlpito lopezobradorista como inútiles, gastalones, obsoletos o corruptos, su debilitamiento ha sido evidente.

Algunos de plano nunca pudieron recuperarse.

Otros, han quedado reducidos a su mínima expresión.

Cada uno de ellos tiene una función específica, en teoría importante en el desarrollo del país.

En el caso del INE, su importancia está al margen de cualquier duda.

Independientemente de ideología, banderas, puntos de vista o posturas políticas, todos queremos un Instituto fuerte, autónomo, independiente de los intereses de quien ejerce el poder político.

Se supone que, aunque siempre perfectible, este es uno de los grandes logros de nuestra incipiente democracia: la ciudadanización de los organismos electorales.

El que ya no sea el gobierno el que lleve a cabo los procesos cívicos mediante los cuales elegimos a nuestros gobernantes y representantes populares debe ser, hoy más que nunca, valorado y defendido.

Y sin duda, con el ataque en la retórica presidencial, hay un peligro real de que, desde lo más alto del poder político, se atente en contra del INE.

Y es que, pareciera que algo no está saliendo bien en el presupuesto electoral del gobierno federal rumbo al 2021.

Tal vez este pueblo feliz, feliz, en los hechos no lo sea tal.

Quizás, este existe únicamente en el discurso.

Reflejo de esta realidad, puede ser la caída sistemática en los niveles de aceptación y aprobación del presidente en las encuestas.

O el miedo al referéndum social a los gobiernos estatales y municipales emanados de Morena.

También a los saldos potenciales de la pandemia, es decir, que las consecuencias sanitarias y económicas del Covid-19 jueguen en contra en la cancha electoral del partido en el poder.

Sí, el escenario no parece muy alentador que digamos.

Y en este contexto, dinamitar al árbitro de la contienda en aras de obtener una ventaja competitiva en el proceso, parece ser la apuesta.

Cualquier semejanza con un pasado oscuro que en teoría, habíamos ya superado, no es mera coincidencia.

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