Por Alejandro Mondragón
En manos del tiempo han quedado las medidas oficiales y ciudadanas para enfrentar el coronavirus.
Que el tiempo resuelva si la emergencia de reactivar la economía era mayor que la de salud, aunque el número de contagios sigue en su punto más alto.
El incremento en la movilidad en Puebla es más que evidente. El Hoy No Circula resulta ya inservible ante la saturación del transporte público.
El presidente Andrés Manuel López Obrador viene de gira a la entidad para evaluar acciones ¿de campaña electoral?
Las armadoras está en la nueva normalidad con el 30 por ciento de su mano de obra empleada, aunque hay un decreto que establece que no existen las condiciones para ello.
Los comercios empezaron a vender, los restaurantes a brindar servicio, las instituciones bancarias a medio atender a su clientela y todo se reactiva, mientras no los cachen las autoridades.
Los gobiernos ya no pueden hacer nada. Han quedado rebasados por una realidad que no se midió bien y sólo les resta esperar que en pleno contagio siga la curva ascendente que llamarán re brote.
El tiempo definirá todo.
También queda exhibida la vulnerabilidad económica poblana. Tantos años la actividad productiva gozó de cabal salud. Fueron años de vacas gordas, beneficios de todo tipo para que operaran sin problemas. Las dádivas fiscales proliferaron.
Peeeeero tres meses de paralización y los grandes negocios amagan con cerrar, ya no pueden más. Despidieron a más de 37 mil personas del mercado formal.
Lo cierto es que hoy nadie puede hacer ya nada ante el coronavirus. Jamás se hizo la tarea, menos se respetó el distanciamiento social.
Nos fuimos a bailar descalzos al infierno mismo, ahora nos enojamos porque ardemos.