Por Jesús Manuel Hernández
La salida de Fernando Manzanilla del gabinete de Luis Miguel Barbosa era una crónica anunciada meses atrás, se veía venir desde las últimas reuniones del equipo de transición con el gobierno interino de Pacheco Pulido.
De ahí que muchos hayan aumentado el ruido mediático, un tema que siempre deja utilidades.
Manzanilla dejó la diputación federal por petición expresa y con la misión de ser el jefe de la transición del gobierno interino y el proceso electoral.
Y los resultados fueron buenos, ganó Barbosa, ahí están los números.
Según sus allegados, Manzanilla comentó días antes de la toma de protesta de Barbosa que las cosas ya no serían iguales.
Para todos los grupos de poder es una realidad la conformación de una nueva clase política, con Pacheco sólo fue una transición, le toca a Barbosa impulsar a la nueva generación, la formación de cuadros y la definición de una visión completa sobre cómo se debe gobernar en la 4T.
Hasta donde se percibe las relaciones con los primeros niveles no sufrieron desgaste. Manzanilla cambió el rumbo, regresará a San Lázaro y desde ahí fortalecerá su posición política con el PES y con el Presidente.
Miguel Barbosa no lo descalifica de poder participar en las elecciones futuras, siempre y cuando sea por MORENA; David Méndez, el sucesor y pieza clave en la campaña de Barbosa, descarta una ruptura con Manzanilla.
Sólo quienes veían un estorbo en su presencia, pregonan conflictos.
Mucho ruido y pocas nueces.
O por lo menos, así me lo parece.
