Por Jesús Manuel Hernández
El anuncio hecho hace unos días por Francisco Romero, titular de la ASE, de haber sido bloqueado por funcionarios de la BUAP para efectuar una revisión de sus finanzas, como lo faculta la ley, tomó inmediatamente tintes más políticos que contables.
Apareció, como en el pasado, el tema del respeto y o violación de la autonomía universitaria, algo así como el destape de la Caja de Pandora.
Algunos periodistas han venido documentando desde hace varios meses algunos asuntos que podrían derivar en que hay casos donde la transparencia del manejo del dinero de la universidad está ausente.
Uno de ellos fue el tema del equipo de fútbol Lobos, que trascendió de la sección deportiva a la página roja.
Nunca antes se había presentado una solicitud de auditoría a la universidad, incluso las relaciones en la institución y los últimos gobernadores ha sido de tal nivel que un ex rector ocupó en su momento el cargo que hoy desempeña Francisco Romero Serrano.
Luego entonces tocar estos temas sensibles para el Consejo Universitario, han venido a provocar que la sociedad esté pendiente de los acontecimientos.
A la defensa de los consejeros universitarios al tema de la autonomía le siguió un desplegado de estudiantes que piden a las autoridades universitarias que si nada deben, nada teman, pues si el dinero se ha manejado correctamente no habría que esconder nada.
Un asunto que deja entre la espada y la pared al rector Alfonso Esparza que en algún momento vio en su futuro la participación en las urnas, pero en las elecciones para presidente municipal.
Por otro lado, quienes conocieron la vida interna de la BUAP saben del desconcierto que se ha tenido en los últimos años, donde algunos grupos han sido favorecidos y otros bloqueados.
También entre los estudiantes hay inquietudes, no todos piensan solo en estudiar, y es que algunos profesores extrañan los movimientos hoy desaparecidos, esos que defendían los intereses de la sociedad poblana, como el alza en el pasaje, la leche, los presos políticos, por citar algunos.
En las últimas décadas la universidad ha permanecido ajena a involucrarse en las causas populares justas, por ejemplo, se notó su ausencia en el asunto de la Ley Bala o el fraude electoral del 2018.
Todo esto hace que algunos consideren que la militancia de universidad crítica, democrática y popular, vuelva a ponerse en valor.
O por lo menos, así me lo parece.
