Por Alejandro Mondragón
El Museo Internacional Barroco reporta puntos oscuros para Puebla, no así para quienes confeccionaron el proyecto y se repartieron los dividendos.
Desde que se planteó su construcción siempre se favoreció al grupo de empresas de Carlos Hank Rhon, La Peninsular y Hermes. La primera de contratista y la segunda de financiera.
Un dato demoledor: los dividendos para el grupo representan 34.47 por ciento del valor total de la contraprestación anual, estimada en mil 039 millones de pesos.
En tanto, al erario de Puebla le ha costado mil 307 pesos por concepto de servicios prestados a cada visitante del museo, lo que exhibe el fracaso financiero del MIB.
Auditorías forenses practicadas al Museo Internacional Barroco apuntan a que además de fondos estatales, se dispuso de recursos de apoyo no recuperable de parte de Fonadin.
El periodo de inversión (obra civil) concluyó el 1 de febrero del 2016 y la operación el 3 de febrero de ese año.
Los recursos aportados por la familia Hank (concesionaria también de Agua de Puebla) proviniendo de un crédito puente a 20 años. Su monto total ascendió a mil 742 millones 945 mil pesos, sin incluir IVA.
El convenio financiero establece la obligación para el gobierno de Puebla de devolver el apoyo del Fonadin cuando concluya el contrato de la Asociación Pública Privada.
El estudio costo-eficiencia de 2012 fue actualizado en 2015. En la última versión, la estimación de la demanda fue reducida en 200 mil visitantes por año para quedar en 400 mil personas y el horizonte de evaluación fue ampliado en 4 años. Este cambio tuvo un impacto en los ingresos estimados del proyecto.
En 2016, la demanda fue cercana a la estimada con 405 mil personas; en 2017 quedó en 180 mil visitantes; en 2018, fue de 209 mil ciudadanos; en 2019 apenas asistieron 67 mil personas. Para el conjunto de los tres primeros años, la demanda fue 35.1 por ciento inferior a lo proyectado.
Se pudo confirmar que los miércoles es el día de la semana con mayor cantidad de asistentes al Museo, debido a que la entrada es gratuita.
Las auditorías exponen que los objetivos de proteger el acervo cultural barroco y ser un polo de atracción de visitantes y turistas, lo que incrementaría la derrama económica, no fueron alcanzados. Su acervo fijo tuvo que ser adquirido de otros museos y la demanda real está muy por debajo de lo estimado.
Y por si fuera poco, las partidas asociadas a la seguridad y mantenimiento representan el 5.80 por ciento y 4.74 por ciento de la contraprestación anual, respectivamente, lo que significa que –en promedio- el costo mensual por seguridad asciende a 1.3 millones de pesos y por limpieza 0.78 millones.
Datos duros que desnudan una estafa barroca en Puebla.