Por Alejandro Mondragón
Cada día que pasa se va reduciendo más el margen de maniobra de Morena, partido hoy en el poder, no sólo para soñar con retener la alcaldía de Puebla, sino la mayoría legislativa para la recta final de la gestión de Luis Miguel Barbosa.
El más bajo nivel de aprobación histórico en el primer año de un presidente municipal recae en la alcaldesa Claudia Rivera Vivanco, con 4 de calificación.
Sin obra emblemática, en medio de la peor burocracia administrativa, un Cabildo dividido, inseguridad en su apogeo y, sobre todo, traiciones y pillerías, empieza a resultar innecesario un golpe de timón. Algunos piensan en la conveniencia de mejor hundir el barco con todo y tripulantes. Sería menos costoso.
Al margen de lo que se resuelva en las próximas semanas sobre la coordinación entre el Gobierno del estado y el Ayuntamiento, la pregunta es ¿y la carta para Morena?
¿Cómo evitar otro modelo Rivera en Puebla capital? ¿Dónde está el perfil administrador y gerente que la mayoría de las veces asume el edil con un equipo eficaz, olvide lo decente?
A los nombres que se barajan de Fernando Manzanilla Prieto (secretario de Gobernación) y Gabriel Biestro (líder del Congreso), habrá que anotar otros dos que seguramente no serán los últimos.
Sólo se amplia el juego de cartas para definir al mejor perfil.
En tiempos de género, empiece a tomar en serio el nombre de Olivia Salomón, actual secretaria de Desarrollo Económico de Puebla.
El póker se completa con un personaje que comienza a tener una mayor presencia mediática: David Méndez Márquez, actual subsecretario de Desarrollo Político de Gobernación.
Manzanilla, Biestro, Salomón y Méndez es la baraja hasta el momento, aunque en un año seguramente contaremos hasta dos juegos de cartas de todos aquellos que se sumarán a la lista.
Lo único claro hoy es que las opciones de reelección de Rivera Vivanco, como la de otros, es cero.
