Por Jesús Manuel Hernández
Si bien es un despropósito la petición del legislador panista, Oswaldo Jiménez, sobre la inhabilitación de la Presidenta Municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco; también es un despropósito la solicitud de la edil de darles dos meses más a sus funcionarios del primer nivel para que demuestren si pueden o no con el cargo.
Quien no ha podido desde el 14 de octubre del año pasado y luego de tres meses de haber obtenido el triunfo, estamos hablando de 11 meses en números redondos, consolidar una gestión municipal es muy probable que no pueda hacerlo cuando ha pasado casi un tercio de su periodo.
De tal forma, a Oswaldo Jiménez quizá le asista la razón y sea eco de muchas inquietudes de los ciudadanos, quienes perciben el fracaso de la administración de Rivera Vivanco; pero tampoco puede hacerse a un lado que, si fuera inhabilitada en estos momentos, la ley prevé que se convoque a nuevas elecciones, con lo cual el propósito real del PAN es, dados los resultados electorales del 1 de Junio, que se repitan las elecciones, porque seguramente ganarían. Lo que menos necesitamos los poblanos es otra elección.
Así, el escenario donde se mueve Claudia Rivera, es complicado, tiene muchos obstáculos y por lo visto pocos apoyos, su presencia en la ciudad se convierte en uno de los principales puntos de la agenda de riesgos del gobierno de Luis Miguel Barbosa, quien además deberá dar muestras inmediatas del conocimiento, la habilidad de gestionar la política en Puebla.
Barbosa será declarado Gobernador Electo este jueves 14 de junio e iniciará inmediatamente un recorrido de poco más de un mes por toda la entidad, dedicándole los fines de semana a reunirse con la sociedad de la capital, muestra de su interés por lograr la conciliación y enmendar errores del gobierno municipal.
O sea, dicho de otra forma, Claudia Rivera se está “amarrando un dedo”, algo sabrá sobre lo que va a suceder en dos meses, cuando asuma el gobierno Luis Miguel Barbosa.
O por lo menos, así me lo parece.
