Por Alejandro Mondragón
El proceso electoral que viene arroja ya perdedores y ganadores.
En Morena, la senadora Nancy de la Sierra tiene boleto para 2024, aún con el pasivo que representa José Juan Espinosa, desde el punto de vista político.
Alejandro Armenta Mier no puede presumir su ticket, pues su arrebato contra la dirigencia nacional y el abanderado Luis Miguel Barbosa, lo exhiben como mal perdedor.
¿Qué puede ofrecer para negociar? Armenta sólo tiene mentadas, enojos y descalificaciones, en un proceso donde siempre supo las reglas del juego.
Se quedó solo. Su padrino, Ricardo Monreal, tras una visita a Palacio Nacional, se exilió de la vida partidista. Tendrá que esperar en la banca hasta que llegue el proceso presidencial del 2024.
Sus aliados lo dejarán para irse a la cargada. Ya lo hizo la alcaldesa Claudia Rivera Vivanco y su familia. Y es que se confirmó que su otro respaldo nacional, César Yáñez, tiene la fuerza de un sidral Mundet.
Cinco errores cometió su equipo. Hoy se pagan las consecuencias.
1.- Usar al diputado local, Héctor Alonso, para atacar la salud del candidato Barbosa.
2.- La carta de la familia Alonso contra Luis Miguel y aquella frase que siempre repitió Armenta: “está manchado de sangre”. Si no estuvo detrás, ¿por qué su operador de medios, José Tomé, fue a entregar la misiva al diario El Sol de Puebla para su publicación? Se manchó de estiércol.
3.- El presunto video en redes sociales, donde Barbosa declinaba a la contienda, mientras se levantaba la encuesta interna. La guerra sucia.
4.- Rodearse de los morenovallistas políticos, financieros y beneficiarios, así como enemigos del barbosismo para desde ahí denostar a la dirigencia nacional, encabezada por Yeidckol Polevnsky.
5.- Y no saber leer a López Obrador, sólo creer en las lecturas interesadas que le daban otros que había que presionarlo para hacerlo cambiar de opinión.
En el pecado, llevó la penitencia.
