Por Valentín Varillas
Mucho, muchísimo tiempo le ha dedicado el presidente del CEN del PAN a explicarle a militantes y simpatizantes del blanquiazul, el por qué decidió llevar a Enrique Cárdenas –junto con otros partidos- como candidato al gobierno del estado de Puebla.
En distintos foros, grupos en redes y a través de una serie documentos internos, el líder nacional de la derecha institucional ha tratado de ser lo más explícito posible en aras de intentar contrarrestar las enormes críticas que esta poco ortodoxa decisión ha generado.
Los argumentos, con diferencias mínimas en función de a quienes van dirigidos, llevan sin embargo una línea central que comparto con usted en este espacio.
De entrada, Marko prácticamente da por perdidos los procesos electorales en donde jugará el PAN en este 2019.
Puebla, Aguascalientes, Baja California, Durango y Tamaulipas, serán una carrera muy cuesta arriba en donde el dirigente partidista adelanta una contundente derrota.
Reconoce estar 2 a 1 abajo y culpa al “enamoramiento de las masas con López Obrador”.
A pesar de esto, promete competir al estilo panista “con total compromiso y pasión, entregando el alma”.
En la óptica del dirigente blanquiazul, a partir de las muertes de Martha Érika Alonso y de Rafael Moreno Valle se dio una salida masiva de militantes de Acción Nacional.
No especifica si se refiere a la salida de la vida pública de operadores importantes en la estructura paralela que el ex gobernador manejaba a capricho para beneficio personal, pero es evidente que se trata de un a realidad que acabó prácticamente por rendir al resto de los miembros de este grupo político.
Al comentar el tema, es evidente una molestia de Cortés, porque duda de la fidelidad y el compromiso de este grupo al partido cuando se refiere a ellos como “…panistas o por lo menos así se decían”.
Esta realidad terminó por complicar enormemente el proceso de selección del candidato en Puebla y disminuyó de manera importante la lista de probables perfiles que pudieran competir de manera digna.
Asegura que la decisión en el nombramiento del candidato en Puebla fue palomeada por los principales “liderazgos panistas locales”.
Ya sin los Moreno Valle ¿quiénes ejercen realmente estos liderazgos?
Por cierto, llama la atención que no hace ninguna referencia al legado político, ni de Martha Érika, ni de Rafael.
Al contrario, parece que intenta un deslinde absoluto de cualquier tema o personaje que pudiera ser ligado a ellos.
Raro, muy raro, porque mediáticamente hace referencias constantes a la tragedia en donde perdieron la vida, la que utiliza por cierto como eje central de sus crítica en contra del gobierno federal.
¿Qué mejor manera de que el PAN validara la memoria de dos de sus principales militantes que eligiendo un candidato afín a ellos?
Evidentemente, Marko Cortés no lo ve así.
La explicación, en su óptica es la siguiente.
Según el presidente del PAN, quien llevaba una ventaja importante en la carrera por la nominación en Puebla era Guillermo Velázquez, presidente municipal de Atlixco y parte del grupo de Rafael.
Era la opción 1 a pesar de que reconoce que con él como candidato, según sus propios números, perderían en una proporción de 3 a 1.
Sin embargo, la verdadera razón por la que no llegó es que su eventual candidatura desató una “guerra interna” en el cabildo atlixquense y estaban dadas las condiciones para que Morena “impusiera” un alcalde interino, con el riesgo enorme de perder uno de los pocos bastiones panistas que quedan en el estado.
Así como lo lee.
A pesar del panorama tétrico que anticipa Marko Cortés, le pide al panismo no rendirse.
Este general, que le ha adelantado a su tropa que perderán la batalla, suplica que no lo dejen solo en el tema de la captación de dinero para las campañas y hace un llamado a panistas de otros estados de la República “que traigan ganas y recursos para ayudar” a cerrar filas en estos tiempos difíciles.
A ver quién es el valiente que le entra en este escenario.