Por Alejandro Mondragón
Un hoyo financiero en las arcas de la BUAP se ha detectado, resultado del uso indiscriminado de facturas fakes, empresas fantasmas, elusión de impuestos, retenciones indebidas a universitarios y manejo discrecional de becas.
Eso explica el mágico subsidio que tuvo que conceder el gobierno del estado por 300 millones de pesos a la institución para evitar su colapso financiero en pleno proceso electoral, amén que recurrir al aval del Congreso del Estado para solicitar el préstamo de 200 millones de pesos ante la banca habría destapado la caja de pandora.
A tapar hoyos, fue la orden. Aunque aquí se pretendan ocultar los faltantes, hay instancias federales que trabajan en el tema.
El problema es que la institución dirigida por Alfonso Esparza Ortiz, quien ha beneficiado a familiares y amigos con los recursos de la BUAP, sigue con su campaña de persecución de académicos opositores, críticos y rebeldes.
Le había comentado que académicos -nivel II del Sistema Nacional de Investigadores de la BUAP- son utilizados desde hace años como jornaleros para cuidar los árboles frutales y de aguacates del rector Alfonso Esparza Ortiz, en su rancho de Atlixco.
Palas, machetes, tijeras de podar, serrotes, ácidos húmicos, lombrices de tierra, mochilas de aspersión y trampas para tuzas tienen que llevar para obtener canonjías en la institución.
Desde el 2012 con Esparza como secretario general en el periodo de Enrique Agüera, los académicos han tenido que realizar faenas ajenas a su responsabilidad de investigadores acreditados de la universidad, según se desprende de una denuncia que llegó a la Presidencia de la República y al mismo gobierno del estado.
El doctor Miguel Ángel Damián Huato se opuso a realizar actividades externas para el rancho de Esparza. Desde el año pasado comenzó a ser víctima de acoso laboral, lo que ha implicado cancelación de bonos y aguinaldo, así como la pérdida de los apoyos del Conacyt.
El doctor es miembro del Sistema Nacional de Investigadores nivel II, perfil Prodep, integrante del padrón académico de la BUAP, evaluador del Conacyt, Premio Estatal de Ciencia y Tecnología 2011 y miembro del padrón de consultores de la DITco-BUAP.
Pertenece al Cuerpo Académico 264 de Recursos Naturales y Sistemas Agroforestales, a la Asociación Mexicana de Estudios Rurales y a la Organización de Científicos Comprometidos con la Sociedad. Ha publicado 5 libros y dirigido 13 tesis, así como impartido 42 cursos.
Es profesor-investigador titular A, tiempo completo del Centro de Agroecología-ICUAP.
Damián Huato es víctima de la persecución, porque se rehusó a hacer faenas en el rancho de aguacates de Esparza en Atlixco. Ahora, después de dejarle de pagar su sueldo, le iniciaron un proceso de rescisión de contrato para echarlo de la BUAP.
Otros académicos que sí aceptaron las condiciones del hoy rector de la BUAP han recibido todo tipo de canonjías. Dionicio Juárez Ramón metió a su pareja a la nómina del Centro de Agroecología del ICUAP; Jesús Francisco López Olguín también incluyó a familiares.
Y el actual vicerrector y Delfín de Esparza para sucederlo, Ygnacio Martínez Laguna, opera –según lo publicado por Al Portador- parte de la red de empresas fantasmas en la institución.
Así las cosas en esta Puebla, donde aún se pasea el fantasma del morenovallismo.
Petición para la intervención del gobierno by Status Puebla on Scribd