Por Abel Pérez Rojas
“Que el amor marque la diferencia de todo lo que haces”.
Lo amateur no siempre fue significado de falta de seriedad, compromiso ni responsabilidad, por el contrario, sirvió para llamar así a quienes amaban lo que hacían y por ende reunían en su persona todas las cualidades que pareciera hoy sólo se circunscriben a los llamados profesionales.
Es importante reflexionar sobre asuntos como el presente a pesar de que para muchos puede significar una pérdida de tiempo.
En una sociedad como la nuestra que se mueve a partir de criterios mercantilistas, en donde se priorizan las habilidades sobre los valores y las ganancias por encima de la convivencia pacífica, el término profesional ha avasallado al concepto amateur.
Ha sido tal ese dominio que todas las cualidades positivas han quedado reservadas para lo que se entiende por profesional y las negativas para lo que se considera amateur.
Por otra parte, tal pareciera que hablar de profesionalismo y amateurismo ha queda circunscrito casi exclusivamente al ámbito deportivo.
Aquí tenemos entonces dos vertientes muy importantes para la presente reflexión, por una parte que en una sociedad de mercado las cualidades negativas han quedado circunscritas para lo llamado amateur, y por otra parte, que pareciera que sólo hablamos en estos términos para dialogar en términos y terrenos de lo deportivo.
Acudo al diccionario en línea de etimologías grecolatinas etimologías.dechile.net, para revisar el origen de la palabra AMATEUR.
Dice así este diccionario:
“La voz amateur se usa de manera corriente hablando de deporte, por ejemplo de fútbol, para distinguir las dos categorías de su práctica: la ‘amateur’ y la profesional. La Enciclopedia Espasa la registra, remitiendo a aficionado para su definición. Se tomó tal cual del francés amateur, una voz presente desde el s.XV, tras sustituir la forma popular amaor, derivada del latín amator (el que ama). El sentido moderno de la palabra (‘Que cultiva o practica, sin ser profesional, un arte, oficio, ciencia, deporte, etc.’) data del s. XVIII y como término deportivo de mediados del XIX, siglo a finales del cual se forjó en francés la palabra amateurisme, usada las más de las veces de manera despectiva para calificar un trabajo descuidado, incompleto o malo”.
Como puedes ver amigo lector, en la descripción etimológica e histórica de este diccionario de la palabra amateurismo, confluyen lo que te mencioné en la primera parte de este artículo; lo negativo quedó para el amateurismo, lo positivo para el profesionalismo, y que ambos conceptos desde el siglo XIX casi casi quedó exclusivamente para el deporte.
Pero, ¿para qué sirve traer a colación todo esto que hemos venido hablando?
A mi parecer tiene mucho sentido y utilidad hablar de este tema porque los conceptos amateur y profesional sólo se excluyen si se circunscriben a terrenos económicos y todos los que derivan de ellos, pero en el fondo se completan y nos permiten entender algunas cuestiones que han permanecido fragmentadas.
El origen de la palabra amateur hace visible una fuerza que da sentido y movimiento a todo: el amor.
Cuando algo se ama se lleva hasta sus últimas consecuencias, de tal manera que más allá del beneficio económico que se obtenga de determina actividad, si ésta se quiere, se realizará con ahínco, con cuidado, con todo aquello que provoque la consecución exitosa.
El amateur honesto y sincero hará todo lo que se propone de la mejor manera, no se justifica por el hecho de no cobrar.
En estos términos que te vengo comentando en los cuales podemos ver claramente la revalorización de lo considerado amateur, y por otra parte, un llamado a la reflexión para aquellas personas que considerándose profesionales han abandonado el amor como su motor principal para lo que realizan y comparten con el público.
Es muy importante revalorar lo concerniente al amateurismo, pues es en esos terrenos en los cuales se dan los primeros pasos del arte, del deporte y de cualquier actividad en general, incluyendo lo que tanto hoy se promueve: el emprendimiento.
Vale la pena asumirse como amateurs en el sentido del amor como fuente de todo lo que hagamos.
¿Estás de acuerdo?
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Abel Pérez Rojas (@abelpr5) es escritor y educador permanente.