Por Alejandro Mondragón
Tres mediciones hechas sobre las elecciones extraordinarias no dejan lugar a dudas: el candidato que impulse Morena ganaría al PAN con una diferencia de dos a uno.
Un sondeo lo tienen en Palacio Nacional, otro en el CEN del PAN y uno más en el hotel Crown Plaza de Puebla.
Las tres coinciden en que todavía se mantiene la ola lopezobradorista. El tema es que además de Morena, PT y PES, se quiere sumar a la causa el PVEM.
Se evalúa en el PAN la conveniencia de no postular candidato/a en un escenario perdedor. Ya no tienen el gobierno del estado, en la pasada elección se quedaron sin mayoría del Congreso, principales alcaldías y la estructura federal.
¿Cómo ganar?
La apuesta luce fatal para el PAN que hasta diciembre del año pasado gozaba de tener a Puebla en la bolsa de gobiernos azules. Ahora ni siquiera los mandatarios quieren venir a disputar lo que perdieron en una tarde.
Había el compromiso de sacar adelante la propuesta panista para el interinato, pero en horas se quedaron sin nada. Las estructuras de poder ya no les pertenecen y están en manos de los enemigos del morenovallismo.
Hay una fuerte presión para que el PAN no postule candidato, porque no hay nada que hacer ya en la plaza.
Quien se postule irá a perder, porque a dos meses del arranque de la campaña la ventaja parece insuperable. No hay recursos ni operación electoral.
Los apetitos de la orfandad política del morenovallismo tampoco abona para una candidatura de unidad.
El PRI tampoco ayudará al panismo, como ocurrió durante el control que ejerció el morenovallismo sobre el partido.
Ya Luis Miguel Barbosa mandó la señal que en su proyecto que inició en el interinato de Pacheco Pulido tienen cabida.
Por la vía del secretario de Finanzas, Jorge Estefan Chidiac, operan en el PRI para que la candidata del partido sea Blanca Alcalá, quien ya perdió en la puja por la minigubernatura frente a Tony Gali.
Los astros se alinearon a favor de los enemigos del morenovallismo. Las encuestas lo confirman.