Por Valentín Varillas
Durísimo video subió ayer a sus redes sociales el ex líder nacional y hoy senador panista, Damián Zepeda, para manifestar su rechazo al nombramiento de Rafael Moreno Valle como coordinador de la bancada blanquiazul en la cámara alta del legislativo federal.
Sin medias tintas ni hipocresías, considera la nominación del poblano como una monumental aberración, en un momento en donde el panismo necesita dar muestras de congruencia y regresar a los principios básicos que le dieron forma como partido.
Según Zepeda, a la derecha nacional le urge demostrar esta congruencia a un electorado que los abandonó en las urnas y en una coyuntura complicada ante la llegada de un gobierno de izquierda, de amplísima legitimidad y apoyo ciudadano, pero que da señales de “autoritarismo” y “antidemocracia”.
Y de ahí parte para señalar a RMV como un personaje precisamente con esas características: autoritario y antidemocrático.
Recuerda que los fundadores del PAN y él mismo en lo personal, decidieron dedicarse a la política para luchar contra todo lo que representa Moreno Valle, a quien abiertamente etiqueta como un traidor a las causas del blanquiazul.
Pone como ejemplo de lo anterior los ataques sistemáticos en contra de Eduardo Rivera cuando era presidente municipal de Puebla y se refiere implícitamente al proceso que el congreso estatal le abrió por órdenes de Rafael, acusándolo de irregularidades en sus cuentas públicas.
Sin hablar directamente de su pasado priista, en estas supuestas traiciones menciona también que, como consecuencia de ellas, se generó un beneficio concreto para los intereses políticos del PRI, en detrimento de Acción Nacional.
Sin embargo, aunque existe muchísima tela de donde cortar, es muy cuidadoso al evitar señalar las relaciones de complicidad que a lo largo del actual sexenio se han dado entre el ex gobernador de Puebla y el todavía presidente, Enrique Peña Nieto.
Su molestia es tal por el nombramiento de Rafael, que abiertamente anuncia que no trabajará con él como coordinador, aunque no se atreve a declararse como un senador independiente y mucho menos anuncia un potencial rompimiento con la nueva dirigencia nacional de su partido.
El video de Damián Zepeda, más allá de ser un reflejo real del sentir de miles de panistas, echa por tierra las alegres declaraciones de Marko Cortés, en el sentido de que la designación de Moreno Valle como coordinador de los senadores de su partido, se daba con el objetivo de generar consensos acuerdos y privilegiar la negociación política, tanto al interior, como con otros partidos.
Fracaso rotundo.
Moreno Valle no es un conciliador, nunca lo ha sido, mucho menos se trata de un político con la apertura suficiente como para privilegiar la negociación a través del sacrificio del interés personal y la generación de acuerdos.
La forma en la cual ejerció el poder en su sexenio es una clara muestra de ello:
autoritaria, impositiva, convenenciera y enemiga del disenso.
Ejemplos que comprueban lo anterior, sobran.
¿Por qué tendría que ser diferente en esta nueva etapa de su carrera política?
Moreno Valle hizo lo posible por venderle a la opinión pública y publicada, local y nacional, esa imagen que hoy describe perfectamente el senador Zepeda en su video.
Él entendía que era su manera de ganarse el respeto y la admiración de sus gobernados.
Nada más alejado de la realidad.
Cuando se acabaron el poder político y los beneficios que da el control del dinero público, conocimos la verdadera opinión de los poblanos sobre su sexenio.
Es ya muy tarde para vestirse con el traje de demócrata.
El precio que pagará Marko Cortés por semejante pifia será muy alto y pegará de lleno en la línea de flotación de su gestión al frente del CEN del PAN.
¿A cambio de qué?- es la pregunta obligada.
Parece que, a pesar de su cercanía, el nuevo dirigente panista no se quiso ver en el mismo espejo de Ricardo Anaya.
Por aquello de las traiciones y las patadas bajo la mesa.
Allá él.