Por Valentín Varillas
Miembros del poder judicial federal se organizan ya para plantarle cara a la intención de Andrés Manuel López Obrador de echar a andar un plan de disminución de salarios y privilegios a ministros, magistrados y jueces que dependen de ese nivel de gobierno.
Se trata de llevar a cabo reuniones en donde analizarán con lupa el entramado legal que justifica actualmente sus ingresos y darle forma a una estrategia de defensa en tribunales, argumentando principalmente que cualquier afectación al status quo actual, debe considerarse jurídicamente como una violación a sus derechos constitucionales.
En este sentido, circula un documento en donde no solo se hace patente la inconformidad al anuncio hecho por el virtual presidente electo, sino que se convoca a organizarse y formar un frente común para dar la batalla y proteger sus intereses.
El primer llamado se dio con fecha 9 de julio y se trata de una “invitación” hecha por Héctor Vázquez Ferzuli, Juez Decimosexto y coordinador de jueces de distrito de procesos penales federales en la Ciudad de México, para que los titulares de los juzgados de distrito le hicieran llegar a él sus inquietudes y molestias sobre el nuevo modelo de austeridad republicana, ya que al otro día todos los coordinadores de Jueces de Distrito y Magistrados de Circuito tendrían una reunión con el Ministro Presidente, Luis María Aguilar Morales.
Según el escrito, la intención del encuentro era “saber cuál será la postura frente a las intenciones del virtual Presidente electo, en cuanto a los salarios, compensaciones y prestaciones”.
Es evidente que los potencialmente afectados por el anuncio de AMLO de disminuir salarios y prestaciones a la crema y nata de la burocracia federal, no se rendirán fácilmente y dejarán ir los millonarios salarios y las impresionantes prestaciones que disfrutan.
Seguramente habrá raspones y enfrentamientos entre el nuevo presidente y selectos miembros de poderes que, en teoría, son independientes e inclusive contrapesos del ejecutivo.
A pesar de las presiones, Andrés Manuel López Obrador no podrá moverse ni siquiera un milímetro en un tema que anunció con bombo y platillo y que fue recibido con aplausos y loas por prácticamente la unanimidad de la opinión pública nacional.
Recular en un asunto medular en su discurso y promesas de campaña –la austeridad republicana y la eliminación de privilegios para una elite burocrática- sería un auténtico suicidio político y un demoledor golpe a la credibilidad de quien llegó al poder de la mano de las más grandes expectativas de que se tenga memoria en la historia moderna nacional.
De ese tamaño es el reto.