24-11-2024 04:52:41 PM

Puebla pinta para tribunales

Por Valentín Varillas

 

Ya se veía venir.

Es más, era un escenario con altísimas probabilidades de concretarse.

Todo indica que la elección de gobernador de Puebla dependerá de lo que decidan las instancias encargadas de procurar y administrar justicia electoral.

El Conteo Rápido dado a conocer por el Instituto Electoral del Estado en los primeros minutos de hoy y cuyos números muestran una tendencia diferente a los de las encuestas de salida realizadas por empresas privadas, prácticamente mandó el proceso a tribunales.

La voluntad popular y la participación ciudadana masiva, contra el peso de la movilización oficial y la operación de la estructura.

Las cifras, no siempre frías cuando de política se trata, cuantitativamente indican que hay un empate técnico.

Que es muy difícil marcar tendencias definitivas.

La batalla de realidades particulares, vendida por actores pertenecientes a uno y otro lado de la trinchera, fue la constante a lo largo de la jornada de ayer.

Las consecuentes declaraciones de victoria de cada uno de los dos punteros, presagiaban que en Puebla se iba a sudar distinto que el resto de las entidades en donde se eligieron gobernadores.

El comportamiento de los resultados oficiales y el sentido que tomen a medida que fluyan, confirmará o negará el escenario.

Lo cierto es que, a pesar de lo que se maneje en el discurso, el morenovallismo se preparó para este momento, es más, lo provocó.

Sabedores de que la ola de López Obrador sería en los hechos un auténtico tsunami, había que cerrar los números lo más que se pudiera.

Intentar ganar en la mesa, echando mano de un grupo de expertos en alquimia electoral y en sacar ventaja de las lagunas de las leyes electorales, luce hoy como la única vía para competir por la tan ansiada continuidad.

El problema es que, en esas ansias de no perder el poder, las formas ensuciaron lo que podría haber sido una fiesta democrática pulcra, sin mancha.

Robo de urnas, acciones de violencia en las casillas, el fomento del miedo para inhibir la participación de los poblanos, dejaron un pésimo precedente y colocaron a Puebla como referente de lo que jamás debe pasar en el desarrollo de un proceso democrático.

Penoso y triste honor.

Nuestro estado transitó a contrapelo de la institucionalidad, el respeto y la madurez que caracterizaron la elección en prácticamente todo el territorio nacional.

Sin duda, un retroceso a las peores y más viejas formas.

Ahora, el balón está en la cancha del Instituto y el Tribunal electoral locales y sin duda, el tema podría llegar hasta el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Los primeros, en su actuar durante la campaña, dejaron un peligroso tufo oficialista que puso en duda su parcialidad y transparencia.

Los magistrados del tribunal federal, por su parte, tendrían que emitir un fallo con un presidente electo que en teoría tiene un interés muy especial en Puebla.

El reto será mantener y demostrar su autonomía, ante un potencial capricho del nuevo tlatoani nacional.

La moneda está en el aire y por el bien de todos, ojalá caiga con la cara de frente a la legalidad, la institucionalidad y el respeto a la voluntad de la mayoría de los poblanos.

Ahora sí, como nunca, la “democracia” poblana enfrenta su prueba de fuego.

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