18-04-2024 08:44:02 PM

El tanque de oxígeno de Carrancá

Por Valentín Varillas

 

A estas alturas, Víctor Carrancá ya tendría que haberse ido de la Fiscalía General del Estado de Puebla.

Su certificado de defunción fue expedido por la candidata al gobierno del estado por la coalición PAN-PRD-MC, Martha Érika Alonso Hidalgo, cuando en redes sociales exigió su renuncia al cargo, después de los asesinatos de Juany Maldonado y Érika Cázares.

Viniendo de quien viene y una vez que Carrancá fue parte del círculo más cercano con el que gobernó Rafael Moreno Valle, se pensó en su momento que había ya los consensos y los palomeos necesarios para que su salida del servicio público fuera un hecho.

No fue así.

Los días pasan y quien ha llevado al sistema de procuración de justicia poblano a su peor nivel en la historia, sigue despachando en su oficina.

Quieto, tranquilo, inamovible.

Atrás quedó la petición de renuncia y la falta de efectividad real de la misma.

Alguien reculó y al final dijo simplemente “no”.

Y es que, a la par de los hechos, el escenario electoral para le grupo en el poder se empezó a descomponer.

Un crecimiento inesperado del candidato de la izquierda cerró los números de tal forma que el futuro se volvió incierto.

 

 

Y en ese contexto, sacrificar una posición blindada contra los vaivenes de la política partidista sería en los hechos un auténtico suicidio.

Sobre todo cuando de garantizar impunidad se refiere.

Un triunfo del rival, con un consecuente pero radical cambio en la conformación política del congreso local, pondría en riesgo toda la estructura legal y jurídica de “cuidado de espaldas” que tan escrupulosamente fue diseñada en el sexenio anterior, para protección de sus principales cuadros.

Sobre todo si se pretende que exista la mínima congruencia entre lo que Luis Miguel Barbosa maneja en el discurso y sus primeras acciones de gobierno.

Esas que, necesariamente, abonarían a su legitimidad.

Al igual que López Obrador, de ganar, Barbosa tendrá que demostrar con hechos concretos que no es más de lo mismo y que existe un auténtico compromiso en la lucha en contra de la corrupción y la impunidad.

No solo aquellas puestas en escena que en realidad son pactos entre los que llegan y los que se van.

Quién iba a decir, regresando al tema Carrancá, que en varias ocasiones ha hecho patente su intención de renunciar a su cargo y abandonar Puebla para siempre, pero el desarrollo de diversas coyunturas lo han atado a este estado, como auténtica maldición para los poblanos.

Sume el proceso electoral y su incertidumbre a aquellas que lo tienen conectado a un respirador artificial.

Y así podría permanecer por los próximos 5 años y medio.

Sálvese quien pueda.

 

 

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