Por Valentín Varillas
Luis Maldonado Venegas, en la coyuntura electoral presidencial de este 2018, se ha convertido en un flamante integrante de las Redes Progresistas que operan a favor del proyecto de Andrés Manuel López Obrador.
El nuevo giro ideológico –otro más- que ha tomado la carrera política del ex funcionario público del gobierno de Rafael Moreno Valle, se explica en la lógica del amarre que existe actualmente entre el candidato de la izquierda y la maestra Elba Esther Gordillo.
Y es que, Maldonado, antes de morenovallista es un “elbista” de hueso colorado.
Sólo así se entiende el hecho de que hoy se alíe con quien tiene la consigna de arrebatarle Puebla a quien fuera, en teoría, su jefe y amigo.
¿Traición o pragmatismo?
Imposible identificar con precisión alguno de estos términos, en una realidad política en donde ambos tienen una impresionante semejanza en términos de significado.
Lo cierto es que, en su momento, Luis Maldonado llegó a ser uno de los hombres más importantes para Moreno Valle, más allá del hecho de que su gestión al frente de carteras como Educación Pública y Gobernación haya sido desastrosa.
De entrada, un fracaso rotundo su pretendida Reforma Educativa, fallida carta de presentación como servidor público estatal.
Al frente de la Secretaría General de Gobierno, su cerrazón y falta de diálogo generaron un conflicto enorme con presidentes auxiliares, inconformes por la maniobra legislativa que les retiraba el control de las oficinas del Registro Civil.
Lo anterior motivó el cierre de la autopista a Atlixco por habitantes de San Bernardino Chalchihuapan y los consecuentes actos de represión por parte de policías estatales, que tuvieron como saldo el asesinato del niño José Luis Tehuatlie Tamayo.
Cómo olvidar aquel desliz declarativo de Maldonado, quien al tratar de culpar a los agredidos por estos hechos, afirmó ante medios de comunicación que se trataba de gente muy peligrosa ya que portaba “piedras de gran calibre”.
Por cierto, un personaje que avaló un acto represivo con semejante saldo mortal, pretende perfilar a un candidato de izquierda que en varias ocasiones ha condenado abusos de autoridad y excesos en el ejercicio de gobierno de quienes, bajo su lógica, forman parte de la ya famosa “mafia del poder”.
Como que de plano no cuadra.
Las Redes Sociales Progresistas son la punta de lanza de la estrategia de defensa del voto que Morena pondrá en marcha durante la jornada del 1 de julio próximo.
En teoría, crearán 69 mil comités a lo largo y ancho del territorio nacional para evitar un posible fraude electoral.
Están formadas principalmente por docentes y entre sus dirigentes se encuentran René Fujiwara y Fernando González, nieto y yerno de Elba Esther Gordillo.
También forma parte fundamental de esta estructura Rafael Ochoa Guzmán, ex líder del SNTE y el hombre de mayor confianza de la hoy resucitada “maestra”.