Por Valentín Varillas
Una de las razones que influyeron de manera decisiva en el triunfo de Rafael Moreno Valle en el 2010, se centró en el hartazgo ciudadano a un estilo de gobierno y la consecuente necesidad de que la vida política poblana se oxigenara a través de un cambio.
En ese tiempo, más de forma que de fondo.
Y es que en realidad, más allá de un partido diferente, a Casa Puebla llegó un grupo producto de una enorme fractura al interior del PRI local, generada a partir de la enorme cerrazón y la falta de cumplimiento de compromisos por parte de Mario Marín y su “burbuja”.
Sin embargo, Moreno Valle enarboló la bandera del cambio y los electores se la creyeron.
Y en función de esa esperanza de que las cosas se hicieran diferente, lo llevaron a lo más alto del poder político local.
Claro que influyeron el apoyo magisterial y la cartera de Elba Esther Gordillo.
Es evidente que sumaron negociaciones y acuerdos que le permitieron a Marín Torres salir legalmente impune del caso Lydia Cacho.
Sin embargo, fue el voto popular el factor decisivo para que al estado llegara a una forma de gobernar en apariencia distinta.
El entonces candidato y sus asesores conocían de sobra esta realidad y la explotaron hasta el cansancio.
Diseñaron una campaña frontal, de ataques directos al entonces gobernador y todo lo que representaba, sin apenas tocar siquiera a quien iba a aparecer en la boleta.
El éxito fue rotundo.
Una maniobra impecable.
Detonar el anti-marinismo latente de cientos de miles de poblanos, que no necesariamente lo expresaban de manera abierta, fue un gran acierto.
Maximizaron los efectos negativos del mote “gober precioso”, cuestionaron cada política pública y acción de gobierno llevada a cabo en ese sexenio.
En este 2018, Morena sigue al pie de la letra la estrategia desarrollada por Moreno Valle hace 8 años.
Nada más, pero nada menos.
Paso por paso.
No necesitan hacer otra cosa; no hay por qué salirse del script.
El manual ya está hecho y solo hay que aplicarlo paso por paso.
Con una gran ventaja competitiva para la izquierda: los vientos de cambio soplan fuerte a nivel nacional y ese torbellino puede llevar a las nubes a sus candidatos poblanos.
Cosas de la política.