Por Jesús Manuel Hernández
La ubicación en el sexto lugar del listado a senadores plurinominales deja amplias dudas sobre la fuerza de Rafael Moreno Valle; pudo más la fuerza personal y de partido de Miguel Ángel Mancera y de Josefina Vázquez Mota, pero es muestra segura de que tiene el control total de lo que pasa en el Valle de Cuetlaxcoapan.
La postura de Javier Corral, gobernador de Chihuahua sobre su abstención a respaldar el método de selección de candidatos plurinominales, constituye una crítica a Ricardo Anaya del tamaño de los puntos que lo separan de Andrés Manuel López Obrador. Sus palabras dolieron, calaron hondo, Corral dijo en la sede panista que había que preocuparse más, primero, por la diferencia de puntos.
La salida de Víctor Gabriel Chedraui de las filas priístas, el partido que siempre le cobijó y él impulsó sobre todo en la capital, no ha dejado muy contentos a los dirigentes tricolores. Hay quien considera que Víctor se merecía la candidatura a la presidencia de la capital, otros, que le jugaron chueco ya en dos ocasiones y él había mencionado su retiro si la tercera le hacían lo mismo.
El caso de Gabriel Chedraui constituye un claro ejemplo de que la disciplina no es premiada en el “nuevo PRI”, donde los intereses nacionales siguen controlando y manejando la sartén por el mango.
Muchos se preguntan si Guillermo Deloya tiene más seguidores y activo político que Víctor Gabriel. Y la respuesta se frena ante una realidad también de consideración, si bien Deloya no tiene la estructura y menos la fama pública, tiene apoyo y antecedentes académicos, sólo le pesa el tema de su cercanía hace años con Mario Marín, con quien, dice él mismo, terminó mal.
Según los sondeos internos del PRI, Deloya animaría a los votos que no ha tenido tradicionalmente, la clase media lo cobijaría y podría restarle votos a Rivera, consideran algunos. Mientras que el ala radical del PRI lo ve como un arribista que no aportará nada.
Otro caso es la salida, previa amenaza, de Grace Palomares, quien se sentía con la fuerza para conseguir cualquier posición electoral plurinominal. Al interior del tricolor se analizó su presunta fuerza y se d edujo que quedó reducida a los intereses de su esposo, cercano al morenovallismo, se optó entonces por tapar la madriguera del topo.
La percepción, mientras no cambien de discurso, de estrategia, de táctica, seguirá siendo que el PRI se desmorona.
O por lo menos, así me lo parece.
