24-11-2024 02:44:12 AM

Los privilegios del poder

Por Jesús Manuel Hernández

 

Emilio Gamboa fue descubierto en una de sus tantas acciones de privilegio del uso del poder, el 15 de octubre detuvo las prácticas de tiro en el Campo Marte, de la Sedena, lo que revela apenas la punta del iceberg de la forma como los recursos del Estado son empleados como patrimonio de los políticos que detentan el poder en México.

David Korenfeld hizo algo similar cuando era director de la Conagua, un helicóptero estuvo a disposición de él y su familia como si de un taxi se tratara; a Korenfeld le costó el puesto. Gamboa no es la primera vez que hace gala del influyentismo, hace meses aterrizó en el Arrecife Alacranes y fue sancionado el piloto, pero no el senador.

Esta actitud no es nada diferente a la asumida por miles de políticos que detentan el poder en México. Regidores, diputados locales o federales, senadores, presidentes municipales o gobernadores hacen eso y cosas peores, abusan del patrimonio del Estado para cuestiones personales y familiares.

Cuántos casos no conocemos todos sobre la custodia de escoltas a los hijos de los diputados en turno en los colegios privados de la ciudad.

De cuántas cosas no nos enteramos por los vecinos o personas cercanas a los funcionarios en turno que tienen a su servicio policías como veladores, choferes, niñeras; cuántas secretarias no hacen las tareas de los hijos de los diputados o funcionarios; cuántos casos más trascienden en las conversaciones coloquiales sobre la compra de la despensa, autos, ropa, vacaciones, fiestas, pagos de tarjetas de crédito de los juniors de las familias políticas.

Y no se diga sobre los negocios que además pueden ayudar a hacer y las compensaciones ilegítimas que reciben a través del dinero negro.

Cuántos funcionarios conoce usted que saquen dinero de su sueldo para pagar los desayunos, comidas, cenas, bebidas, de asuntos personales o de relaciones que tienen para catapultarse a otros cargos.

El sexenio pasado el abuso del helicóptero oficial del gobierno fue denunciado en muchos casos, se transportaba para evadir el tráfico de la ciudad, para traer a los amigos de la Ciudad de México a las fiestas del inquilino de Casa Puebla.

Cuántos diputados locales y federales al llegar a los restaurantes o a las conferencias de prensa, se estacionan en lugares prohibidos, porque a los políticos sólo les gusta caminar en campaña, cuando tienen el poder no se atreven a pisar las banquetas ni la tierra en el campo.

En fin, los actos de Emilio Gamboa apenas son la punta del iceberg de lo que sucede con el dinero que debía ser usado para el bienestar de la sociedad toda y no para continuar con los privilegios de unos cuantos.

Un asunto que tiene hartos a todos los mexicanos y que seguramente en 2018 se encontrarán formas, canales, medios para expresar la inconformidad. Los mexicanos no sólo estamos hartos de los partidos, más de los políticos que los han cooptado para seguir gozando del placer, del privilegio del poder.

O por lo menos así me lo parece.

 

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