Por Valentín Varillas
Una vez que se ha quedado sin la menor posibilidad de competir por la candidatura panista al ayuntamiento de Puebla, Mario Riestra Piña jura y perjura que amarrará la nominación, pero por la vía independiente.
A propios y extraños, a tirios y troyanos, les llega con el cuento de que, con su salida del redil, puede cimbrar al morenovallismo y poner en jaque al grupo político que lo formó.
Riestra asegura que, para lograr su objetivo, le basta y le sobra con el apoyo y la capacidad de operación de sus “hermanos” (sic) y de su cónyuge, la hoy Secretaria de Educación Pública estatal Patricia Vázquez del Mercado.
Así como lo lee.
Cree también que se sumarán gustosos a su aventura sus “hermanos columnistas”, un grupo de periodistas que, en su óptica, aportarán los apoyos mediáticos necesarios para perfilar su proyecto.
En su muy ensayada perorata, llena de autoelogios y alabanzas en primerísima persona, Mario utiliza frases contundentes, demoledoras, que lo retratan de cuerpo entero.
Y es que, a quienes le platica su sueños de opio, les asegura que todo lo que ha logrado ha sido por méritos propios y que no le debe nada, absolutamente nada a Rafael Moreno Valle, su mentor político.
Mucho menos al actual gobernador, Tony Gali.
De ese tamaño.
¿Cómo explicar el actuar del joven Riestra?
¿Dónde encontrarle la lógica a una estrategia que, en los hechos, parece un auténtico suicidio político?
Hay una razón.
Mario siente que cuenta con el apoyo de Martha Sahagún, la esposa del ex-presidente Fox y en su óptica, esto le parece suficiente.
Martita a quien realmente apoya es a su esposa Patricia, a quien pretende perfilar como candidata a una diputación federal por un distrito poblano, ya sea por la vía del PAN o como independiente.
La petición a los Fox de que apoyaran a Patricia Vázquez del Mercado la hizo el propio Aurelio Nuño, secretario de Educación Pública federal, quien encontró en la funcionaria estatal y en la dependencia que encabeza una plataforma invaluable de apoyos de todo tipo, sobre todo políticos.
¿Cómo ve?
En el cálculo electoral de Riestra y su cónyuge, pesan más el apoyo y la capacidad de operación de la ex–pareja presidencial que del grupo que ha levado los hilos del control político del estado por más de 7 años.
Increíble.
Por cierto, ya que Riestra amenaza con que operará un rompimiento familiar con el morenovallismo, valdría la pena preguntarle a su hermano Rodrigo si estaría dispuesto a abandonar su posición de privilegio en la alta y dorada burocracia estatal, en aras de sudar calenturas ajenas.
¿Se atreverá a romper con Rafael Moreno Valle, por el que siente una auténtica veneración?
Juran los enterados que todavía, cuando lo ve, tiembla experimentando una extraña mezcla de terror y admiración.
Difícil, muy difícil.
Riestra vive sus últimas horas como secretario general del ayuntamiento de Puebla, en donde sus fricciones y diferencias con el alcalde Luis Banck son de todos conocidas.
Los frentes, los sigue abriendo a diestra y siniestra, cavando él mismo –en tiempo récord- su propia tumba política.