Por Jesús Manuel Hernández
“Éramos pocos y parió la abuela”, dice un refrán popular para con ironía destacar cuando habiendo muchas personas en un sitio pequeño, llegan más; también se usa para ejemplificar cuando a una persona se le van juntando los problemas rápidamente.
Al exgobernador Moreno Valle le están brincando muchas pulgas, se le viene complicando su proyecto presidencial y los factores de riesgo cada vez son mayores.
La semana pasada el Pleno del Tribunal Federal Electoral revocó la sentencia de la Sala Especializada y ordenó a la Unidad Técnica de lo Contencioso Electoral del INE realizar las diligencias necesarias para determinar quién contrató los anuncios, los términos y las condiciones de la promoción del libro del ex gobernador.
A esta investigación le seguirá seguramente saber de dónde se obtienen los recursos para el financiamiento de la campaña publicitaria, sin precedentes, y que Pedro Ferriz de Con asegura alcanza los 500 millones de pesos.
Además, Ricardo Anaya le acaba de dar otro golpe al fijar la posición oficial respecto del Frente Amplio Opositor, al señalar que por encima de los intereses de partido o personales se deben poner los de México como nación, un discurso iniciado con Alejandra Barrales hace un par de meses para dejar fuera la presión del grupo conocido como de “Los Chuchos”, el más fiel promotor de Rafael gracias a la influencia de Luis Maldonado.
Anaya va activando con mucho cuidado los tiempos para presentar al candidato presidencial que represente las corrientes con fuerza al interior del partido. Muchos piensan que el más beneficiado será precisamente él.
Pero otra mala noticia para el exgobernador ha sido la poca respuesta al proceso de reafiliación del Partido Acción Nacional en Puebla, un asunto que ha demandado el interés del ex inquilino de Casa Puebla y quizá sin saberlo, ha enrolado al actual gobernador en una medida que se antoja del más puro estilo priísta.
Imagínese el lector que, en el edificio de Finanzas, un subsecretario citó a todos los directores de las dependencias poblanas y con papeles en la mano mostró la lista de los funcionarios estatales que debían haberse reafiliado al partido, pero no lo han hecho.
Cualquiera pensaría que es de libre decisión militar en un partido, pero no es así, a los responsables se les aclaró que de no reafiliarse, su actitud se verá reflejada en donde más duele, en la nómina.
Dicho lo cual el estilo del PRI acabó por adoptarse en el PAN.
O por lo menos, así me lo parece.