Por Abel Pérez Rojas
“Celebro estar vivo, porque aún tengo la oportunidad de ser lo que no he sido”.
Abel Pérez Rojas.
Si muy frecuentemente festejamos cualquier trivialidad, ¿por qué no celebrar cuestiones más importantes como la vida misma y la maravilla de estar vivos?
Festejar la vida y estar vivos es un acto de toma de conciencia desde la alegría, desde el gozo que provoca relacionarse con la infinitud del universo que nos rodea y la incógnita que encierra cada instante.
Celebrar la vida como un hábito disciplinado es darse “bocados” de salud que prolongan la existencia.
Celebramos la vida cada vez que compartimos nuestro saber y aprendemos de los otros, cada vez que establecemos una relación dialógica por el placer de dar y recibir, esto es educación permanente y se cimenta en el cambio.
Pienso en todo ello a propósito del reciente recital de Xóchitl Castro Reyes, la mejor declamadora de la Cuenca y colaboradora de Sabersinfin.com, que llevó por nombre: Celebrando la Vida.
El recital Celebrando la Vida fue concebido para conmemorar el septuagésimo cumpleaños de la también poeta.
Xóchitl no quiso pastel de fiesta sino darse un “bocado” de vida con un recital de poesía mística cobijada por quienes la han seguido durante décadas en su terruño adoptivo: Tuxtepec, Oaxaca.
De alguna manera Xóchitl Che, como también es conocida la jovial oaxaqueña, visibilizó con su recital más elementos de lo que implica celebrar la vida.
Hacer cosas provechosas que tanto nos placen y que adicionalmente son nutritivas para los demás, es de cierta manera una forma de ser agradecidos con la vida, porque compartimos lo que hemos recibido en nuestro andar.
Compartir con júbilo no es una cuestión superficial de motivación pasajera, es saber en nuestros adentros qué tanto hemos tenido que arar para estar en donde nos hallamos, y sabiendo que ha habido capítulos tristes y amargos, no quedarse anclados ni al dolor ni al resentimiento.
Veo en las fotografías y vídeos del recital a una Xóchitl bañada por los reflectores, y no dejo de pensar en una especie de sublimación por el arte y el agradecimiento.
Xóchitl es agradecida y el múltiple entramado de actos que provocan la realidad, le retribuye con momentos que recordará el resto de sus días.
En cada declamación Xóchitl se da vida y parece como si recargara de cierta energía a los asistentes que siguen atentos cada una de sus interpretaciones.
Sigo viendo las interpretaciones de Xóchitl, y no obstante que es a través de una pantalla, no puedo evadir vincularla a la efigie de una sacerdotisa oficiante, como aquellas ancianas de sabiduría de los gélidos bosques nórdicos, las montañas sudamericanas o los centros ceremoniales aztecas o mayas.
Después de ver las apabullantes notas de violencia y más violencia que salpican nuestra realidad, cae uno en cuenta lo valioso que es celebrar la vida así como lo ha hecho Xóchitl Castro y el grupo de amigos que siempre han estado a su lado.
¿Le toma usted la palabra a Xóchitl de festejar la vida?