22-11-2024 12:28:33 AM

Bola ensalivada

Por Jesús Manuel Hernández 

La realidad ha venido rebasando a los analistas empíricos de la aldea, la concentración de este sábado en la antigua Plaza de la Democracia, es el resultado de venir hilando muy fino entre los factores de poder en el estado, por encima de los intereses y sometimiento de los partidos políticos en Puebla.

A muchos asombró la llegada de Nancy de la Sierra a la firma del Acuerdo por la Unidad y el Renacimiento de México, de la mano de su esposo José Juan Espinosa, quien brincó de Movimiento Ciudadano a MORENA; el aviso había llegado hace mucho tiempo, desde el rompimiento del presidente municipal con el morenovallismo. La mano de Dante Delgado se ve, se siente, y los militantes de MC a nivel nacional acabarán sumados al proyecto de López Obrador.

Otros han centrado su análisis en la presencia de Fernando Manzanilla, cuñado y ex colaborador de RMV, cuando hace ya dos campañas el propio Fernando se había desligado el proyecto morenovallista para integrarse al equipo de Ramírez de la O en el área económica donde estuvo participando activamente en la preparación de la agenda económica del candidato presidencial que por tercera ocasión busca ganar.

Sorprende la presencia de Alfredo Rivera muy cercano a Bartlett en su sexenio y quien representa una corriente empresarial fuerte en el estado y la aparición de Emilio Maurer con connotaciones personales y políticas pues hay antecedentes de relaciones familiares frustradas con la familia de la esposa del ex gobernador y la amenaza casi cumplida de expropiación de la hacienda lechera Tamariz, la confrontación fue muy fuerte y resultó vencedor, además es el nombre más popular entre los aficionados al fútbol.

Pero el garbanzo de a libra sin duda es que Francisco Vélez Pliego con prosapia política a cuestas, militante de la izquierda, académico, factor de poder dentro de la BUAP y crítico constante del sistema de complicidades del estado y del país, se haya presentado en la firma del acuerdo, con todo lo que ello implica. López Obrador demostró en Puebla que el baseball sigue siendo lo suyo, pues ha sido un lanzamiento de “bola ensalivada” sin desperdicio.

O por lo menos, así me lo parece.

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