Por Shanik David
El Hospital de la Mujer de Tehuacán volvió a ser la sede de un caso de violencia obstétrica, el cual derivó en una recomendación por parte de la Comisión de los Derechos Humanos del Estado.
El primer caso fue en septiembre de 2013 cuando una mujer dio a luz en la sala de espera de dicho hospital por la falta de atención por parte del personal médico del lugar.
Un año después, para diciembre de 2014 otra mujer sufrió un trato similar pues a pesar de presentar dolores de parto -según se acredita en la recomendación 2/2017 de la CDH Puebla- los médicos le dieron un tratamiento inadecuado a la paciente y que se ignoraron los protocolos para la recepción de partos prolongados.
En el documento se describe que el 19 de diciembre de 2014 la mujer acudió al Hospital Integral de Tlacotepec de Benito Juárez pero que después de una valoración se determinó que presentaba una desproporción cefalo-pélvica materna -es decir que por el tamaño de la cabeza del bebé y de las caderas de la madre sería complicado un parto natural-, pero al no contarse con los instrumentos quirúrgicos necesarios fue redireccionada al Hospital de la Mujer de Tehuacán.
A las 13:09 de ese día, la mujer llegó al área de emergencias de dicho hospital, pero dado que todavía no estaba lo suficientemente dilatada se le recomendó caminar y regresar horas después, y aunque solicitó atención médica de manera constante durante las siguientes 48 horas al estar en etapa de parto latente no fue atendida por la falta de dilatación.
Sin embargo, en la recomendación se indica que en manuales de atención médica de la Organización Mundial de la Salud se señala “que si la mujer ha sufrido de dolores de trabajo de parto durante 12 horas o más sin que se produjera el parto, se está ante la presencia de un trabajo de parto prolongado, el cual es considerado como un progreso insatisfactorio del mismo”.
Esto fue ignorado por los médicos hasta que el 21 de diciembre alrededor de la 1 de la tarde, y al no ser atendida por la doctora que había tomado su caso, solicitó ayuda de otro doctor pues “ya no sentía que su hijo se moviera, por lo que el médico fue por un estetoscopio fetal y al revisar al menor le informó que la frecuencia cardíaca del niño era baja”, por lo que fue ingresada al quirófano para una cesárea.
“Aproximadamente a las 14:30 horas nació su hijo, a pesar de que la fuente se le rompió desde las 2:00 horas, pero el bebé no lloró al nacer, que la médico decía que el bebé no respiraba, por lo que necesitaba recibir reanimación”, se narra en la recomendación.
Y si bien el bebé fue reanimado y sobrevivió el parto a pesar de haber tomado líquido amniótico por el tiempo de más que pasó en el vientre, pasó los siguientes tres meses en terapia intensiva debido a que presentó deficiencia de ornitina carbamoil sintetasa y elevación de amonio en sangre, y murió en marzo a raíz de estos problemas.
Ante esto, en la recomendación se subraya que si bien la atención negligente que recibió la mujer puso en riesgo su integridad y la de su bebé, las afectaciones por las que murió el pequeño “orientan hacia un error innato del metabolismo, así como una probable hidrancefalia, que es una malformación congénita en la cual los hemisferios cerebrales están ausentes y son remplazados por sacos membranosos que contienen líquido cefalorraquídeo”, por lo que su muerte no estuvo relacionada con el tratamiento que recibió en el hospital.
Luego de acreditar las deficiencias en la atención que dieron los médicos en el Hospital de la Mujer, la CDH solicitó a la Secretaría de Salud que se iniciaran procedimientos administrativos y penales en contra de los responsables, además de brindar capacitación a los servidores públicos del citado nosocomio y emitir una circular para que se acaten las disposiciones en materia de atención adecuada; también se le recomendó dar atención médica y psicológica a la víctima.
Esta es la cuarta recomendación emitida en el último año -tres por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos- relacionada con la mala atención que reciben las mujeres embarazadas en los hospitales públicos, y llama la atención que en todos los casos se acreditó el retraso por parte de los médicos para dar el tratamiento a las pacientes.
