Por Jesús Manuel Hernández
Los hechos últimos en el panismo local, la elección de consejeros, las protestas de los rebeldes, la reaparición de Ángel Alonso y “El Tigre”, Humberto Aguilar Coronado, no son casuales, menos gratuitos, tienen que ver con los amarres y agravios, viejos y recientes.
Veamos: Si hoy Rafael Moreno Valle es gobernador y cuasi aspirante a la candidatura presidencial se la debe ni más ni menos que a Ángel Alonso y Díaz Caneja, quien sacrificó su posición natural para permitir que Rafa llegara a la candidatura a senador para derrotar al marinista Mario Montero y dejar mal parado a su exjefe Melquíades Morales.
La factura se guardó. Aparece ahora para permitirle a Angelito retomar posiciones luego de que su patrimonio mexicano y español, están más que consolidados.
Humberto Aguilar sigue siendo el enlace, la puerta de entrada para a quién todos consideran la masa gris de Ricardo Anaya, Santiago Creel Miranda; es falso de toda falsedad que “El Tigre” ya no esté en el equipo, sabe y ejecuta más de los que muchos suponen y además conoce perfectamente la estructura del partido en Puebla.
¿Por qué “El Tigre” habría de enfrentar a Rafael en el tema de la elección de consejeros? ¿Lo habría hecho por decisión personal o más bien atendiendo a una solicitud de sus jefes?
La lógica obedece a que Ricardo Anaya y Santiago Creel tienen un pendiente con Rafael y no se trata de la trampa montada con Margarita en el matutino de Loret de Mola, más bien de los ataques recientes al presidente del PAN.
Anaya no se quita de la cabeza que las filtraciones respecto de sus viajes, de la escuela de sus hijos, en el diario El Universal, nacieron, fueron confeccionadas en Casa Puebla. Y eso no se le olvida
Hay una regla no escrita hasta en el crimen organizado, en las mafias, los hijos no entran en los cuestionamientos o las venganzas, cuando no están involucrados en los negocios. Y en este caso se trata de menores de edad expuestos a la burla pública.
Y a Ricardo Anaya nadie le quita de la cabeza que sólo alguien que no sabe el valor de un hijo, de una familia, se atreve a usar el tema para conseguir un objetivo político.
Humberto Aguilar sólo vino a poner el piquete, meter el aguijón debajo de la dermis, a provocar la roncha, a dar motivos para que las denuncias surjan y tengan curso legal, porque el objetivo es demostrar que la democracia y el bien común son asignaturas pendientes en Puebla, y la única solución será, como en otros casos, desparecer a la dirigencia y nombrar una delegación, por qué además está demostrado que Marcelo es más fiel a Rafael que al partido.
O por lo menos, así se los parece.
