Por Alejandro Mondragón
A dos años de la elección local, Andrés Manuel López Obrador ya resolvió la candidatura de Morena para Puebla en el 2018. Su fórmula, pues.
El promotor de la soberanía poblana en 2018 será el legislador federal Rodrigo Abdala, mejor conocido en Puebla como el sobrino político de Manuel Bartlett Díaz.
Para el ex candidato a la minigubernatura, Abraham Quiroz, estará disponible la candidatura al Senado. Así resuelve AMLO esa cosa que se llama democracia interna en Morena.
Pobre Puebla, neta. Es una vergüenza el comportamiento de Morena, partido que disputará la gubernatura al PAN.
Lo único que tendrá que hacer Rodrigo Abdala, hoy diputado federal por sorteo, será aprender a surfear.
Sí, para mantener el equilibrio en la cresta de la ola lopezobradorista del 2018.
Cosas de la vida: Manuel Bartlett logrará como senador, lo que no pudo como gobernador: imponer candidato.
En 1998 no pudo que José Luis Flores Hernández ganara la nominación a Melquiades Morales, pero ahora se desquita con el orgullo de su nepotismo.
El éxito en la vida de Abdala es que nació siendo familiar de la pareja de Bartlett.
Lo trascendente de la decisión es que trae efectos en el PRI. Enrique Doger, el delegado del IMSS, cuyo grupo ya hace de las suyas en el Seguro Social, no podrá presionar al partido con irse con el partido de López Obrador, pues AMLO ya resolvió a favor de Abdala.
Ya no tiene cabida. Tampoco José Juan Espinosa, el corrupto alcalde de San Pedro Cholula, quien presumía cercanía con Ricardo Monreal, actual delegado de la Cuauhtémoc en la Ciudad de México.
Monreal juega para la jefatura de gobierno de la capital del país. Si tanto quiere al JJ, pues que se lo lleve al DIF de la CDMX.
