Por Alejandro Mondragón
Don José Porfirio Alarcón Hernández cobró muy bien su respaldo al morenovallismo.
Y cariño que no se refleja en la nómina, pues no es cariño.
Después de su cese de la delegación de la Secretaría de Educación Pública, luego de comprobarse que su jefe no era Aurelio Nuño, sino el gobernador Rafael Moreno Valle, recibió nueva encomienda.
El mandatario poblano lo nombró presidente honorífico del Colegio de Puebla.
Pero resulta que Don Pepe Alarcón se autorizó un sueldazo (ya libres de impuestos) de 100 mil pesos mensuales, al margen de su plaza de maestro, sin dar clases, y con el cargo de director honorífico.
Alarcón gana más que cualquier secretario del gabinete morenovallista. Más que la titular de la SEP.
Según el tabulador de sueldos del gobierno estatal, un secretario del gabinete percibe mensualmente 88 mil pesos.
También el rector de la BUAP gana menos que el director del Colegio de Puebla. Alfonso Esparza obtiene, oficialmente, 87 mil pesos, al mes. Por supuesto, no incluye lo que se chinga.
Alarcón dice que ahora que ya cobra mucho más que como secretario, no estaría de más que la SEP se fusionara al Colegio de Puebla. No al revés.
Es el uso de poder en la nómina. Nadie le dice nada, por lo que Pepe Alarcón gana lo que quiere. El dinero es público.
Lo hacen porque tienen el gobierno y ganarán otro año con 10 meses.
Mientras el jefe anda en el año de la araña: toma todo para la campaña, empleados como Alarcón juntaron el de Hidalgo y Carranza.
