Por: Juan Manuel Mecinas
La noticia no es noticia: Alcalá será la candidata.
Solo los aplaudidores de Doger y su rebaño mediático se negaban a aceptar lo que era un hecho desde mediados de Noviembre de 2015: Blanca Alcalá será la candidata del PRI. Es su mejor opción, aunque puede ser insuficiente.
Empero, Blanca puede ganar porque sabe ganar elecciones. Ha sacado adelante dos contiendas (la de alcaldesa y la de senadora) en las que su fórmula parecía destinada al fracaso. Blanca sabe convencer y sabe recorrer el Estado para ganar. Tampoco le faltarán recursos. Algunos argumentan que Gali tendrá más que ella, pero ignoran que Labastida perdió contra Fox porque, a veces, el votante no hace caso a la lógica del dinero (sólo a veces).
Blanca puede ganar porque el gobernador Moreno Valle se ha empeñado en que Gali aparezca como su alfil, más que como un político independiente. Gali, en otras palabras, sufre la angustia del hijo que sabe que políticamente debe matar al padre. Moreno Valle se ha forjado una figura de autoritario y la estafeta quiere entregársela al todavía alcalde. Éste, más pronto que tarde, terminará negando a su mentor. Pero si ese momento es tardío, Alcalá podrá aprovechar la situación.
Blanca puede ganar, también, si es que Moreno Valle quiere pactar con el PRI para pavimentar su llegada a la candidatura presidencial del PAN con ayuda de Los Pinos, es decir, si vende a Gali por treinta siclos. Se trata de un rumor a voces, pero que encuentra dos pilares: la cercanía del gobernador con el grupo en el poder federal y la conveniencia de ese mismo grupo de tener dos cartas que puedan enfrentar a López Obrador en 2018, una en el PRI y otra en el PAN.
Blanca puede ganar porque Gali significa continuidad y hay diversos grupos de influencia en la entidad que no ven con buenos ojos la lógica discriminatoria de Moreno Valle. Usuarios del servicio de agua potable, automovilistas, taxistas, medios de comunicación, universitarios, empresarios poblanos y constructores tienen opiniones ambivalentes respecto al gobernador: lo idolatran o lo odian y lo primero no será suficiente para que su delfín triunfe. Blanca lo sabe y su estrategia podrá recolectar a los dolidos y asegurar un futuro estable a los beneficiarios del morenovallismo.
Blanca puede ganar porque Mario Marín ya no es el fantasma que era. En la boleta de 2010 era claro que Marín estaba detrás de Zavala y en 2016 no hay duda de que detrás de Gali está Moreno Valle. La incógnita es el rechazo que pueda sufrir el gobernador y su grupo ante su forma de hacer política en el Estado. Mario Marín, el fantasma que Moreno Valle utilizó durante sus años de gobierno para contrastar sus logros, ya no estará en la boleta. Ahora Rafael es el fantasma y Gali es el Zavala del 2016 que sufre y recoge lo sembrado por su creador.
Blanca puede ganar porque el PRI puede perder Veracruz. Si el partidazo no puede retener la gubernatura de Veracruz, no se puede dar el lujo de perder Puebla. Es uno u otro, pero de preferencia ninguno y de ninguna manera los dos. Las baterías del partidazo estarán a tope en ambos Estados.
Blanca puede ganar porque tiene elementos para ganar. Estructura, medios de comunicación que lo más que le critican es su pasividad, un voto duro del pri que no es desdeñable y tiene meses importantes para convencer a una parte de la población que puede hacer las cosas mejor y con menos autoritarismo que el grupo que ahora gobierna el Estado.
Sí, Blanca puede ganar, pero depende de muchos factores, externos muchos de ellos.
La primera es la fortaleza de su equipo.
La segunda es la capacidad de Alcalá para construir un discurso ganador.
La tercera es la más complicada de todas: no se sabe aún si Blanca quiere ganar.
