Por: Juan Manuel Mecinas
Más allá de las descalificaciones de López Obrador, y del evidente fracaso publicitario de Rafael Moreno Valle, parece que muchos panistas están leyendo de forma errónea la encuesta publicada por el diario Reforma.
Como en muchas otras ocasiones, el diario Reforma exagera la lectura a favor de Margarita Zavala. Empero, la esposa de Calderón solo alcanza una intención de votación del 17% cuando se enfrenta a cuatro probables candidatos: López Obrador, Osorio Chong, Jaime Rodríguez y Miguel Ángel Macera.
Los focos rojos deberían estar encendidos en el bunker panista. La encuesta muestra que si Margarita Zavala es su mejor carta, sus números no le alcanzan para competir de manera seria, más allá de la caída estrepitosa de 10 puntos de López Obrador entre agosto y diciembre de este año (una caída que merece una explicación metodológica por parte de la encuestadora).
Además, se puede afirmar que Ricardo Anaya, Gustavo Madero y Moreno Valle no han sabido posicionarse en la agenda con rumbo a 2018. Millones de pesos, alianzas, conferencias, golpes bajos, y traiciones, entre otras cosas, no han servido para que alguno tenga una intención de voto decente. Su estrategia ha sido un rotundo fracaso.
La gran (y tal vez única) ventaja de Acción Nacional es que faltan dos años y medio para la elección. Por ello, no es necesario una campaña millonaria, estrepitosa, fastuosa, sino una eficaz. Una campaña como la de Vicente Fox en el año 2000, que comprenda que toma años posicionarse en la escena pública y acercarse a los punteros en la carrera presencial. Que la carrera presidencial es un maratón, no una carrera de cien metros.
Por eso, los panistas no tendrían que tomar decisión sobre su candidato(a) basada solo en la intención de voto, porque ello llevaría a decantarse desde ahora por Margarita Zavala. El PAN tendría que identificar la figura capaz de superar en los próximos 30 meses a los candidatos de otros partidos (y es ahí donde la caballada se ve flaca).
En otras palabras, dar por cerrada la batalla al interior de Acción Nacional sería iluso y demasiado ingenuo. En el año 1998, Diego Fernández de Cevallos lideraba la batalla panista de cara al 2000 y ni qué de la elección presidencial de 2006, cuando Calderón no se asomaba en las preferencias apenas 24 meses antes de la elección.
Por eso, adelantar que Margarita es la única carta es prematuro.
Decir que los demás no pueden crecer es también prematuro.
Y centrarse y obsesionarse con “bajar” las preferencias de López Obrador –antes de apuntalar las fortalezas panistas– es un error que pagarán en 2018.
La esposa de Calderón puede ser una buena carta, pero hoy tendría opciones limitadas.
Acción Nacional aún debe buscar un(a) candidato(a). Y esa conclusión no se ve, no se oye, no se reflexiona en el panismo, que parece resignarse a una candidata menor.