08-05-2024 11:00:02 AM

Xicale

Por: Jesús Manuel Hernández

El apellido no le gusta al gobernador, genera molestias entre los morenovallistas, es más se dice que hasta prohibió mencionarlo; se referían a Adán y Paúl como los alborotadores de Cholula.

Y tal fue su enojo y tal su molestia por la incomodidad causada por los “alborotadores”, que los mandó detener y los hizo gastar dinero que no tenían en su defensa. Incluso hubo algún intento de negociar su libertad a cambio de ceder en sus posturas de defensa de la dignidad de un pueblo, el cholulteca, para cumplir con el capricho del gobernador.

Y los caprichos cuestan caros. Sin duda, a Moreno Valle le ha costado no sólo el trago amargo de saberlos libres, también el ridículo entre las organizaciones populares, esas que no están en el CCE, esas que no son manejadas desde la estructura de gobierno, las que han venido defendiendo sus creencias y su territorio, a fin de cuentas es un asunto de tradición y coherencia, que quienes no nacieron cholultecas o poblanos de otras comunidades, sólo ven una manera de traer “progreso” a cambio de la destrucción del pasado, de la historia.

xicale

Y en ese sentido los Xicale se han convertido ya en un nuevo motivo de seguimiento popular, vencieron al autoritarismo.

Mientras tanto en Casa Puebla se hace un recuento de daños, desde la participación de las autoridades de la Ibero hasta los ciudadanos de a pie que montaron guardia en torno a la liberación de Adán y Paúl.

Dicen en los círculos morenovallistas que el tema no se ha dado por concluido, que hay otros recursos, que aún pueden regresar a la cárcel y que es cuestión de tiempo. Otros ven en cambio que Adán Xicale puede abanderar un movimiento y en una de esas hasta convertirse en candidato emergente en poco tiempo de los partidos y grupos antimorenovallistas.

Tiempo que también servirá para que los demás poblanos, los demás líderes populares, los que defienden el patrimonio y la tierra, las tradiciones y la manera de pensar, de hacer y transmitir su cultura, tienen a su favor.

Los gatos tardan nueve días en abrir los ojos, algunos políticos tardan a veces hasta cinco años en darse cuenta de la equivocación de gobernar alejados del pueblo. Pero como bien dice el dicho popular: “hay maderas que nunca agarran barniz”.

O por lo menos así me lo parece.

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