Por: Valentín Varillas
El “doloroso” plan de ajustes diseñado por Matthias Müller, nuevo presidente ejecutivo del grupo Volkswagen, tiene como eje principal el despido de empleados de confianza en las 119 plantas armadoras que operan en varios países.
Si bien en el discurso dado a conocer hace un par de días ante 20 mil trabajadores en planta de Wolfsburg, Alemania, el ejecutivo trató de matizar el tema escondiéndolo en generalidades como “revisión de inversiones”, “ahorros drásticos” y “planes de eficiencia”, lo cierto es que el tema del inminente despido masivo de puestos considerados como “no sindicalizados” es ya un secreto a voces en las oficinas del consorcio.
En Puebla, las alarmas se han encendido.
Con insistencia se asegura ya que trabajadores de los niveles 21 al 29 están en serio riesgo de perder su empleo.
Los criterios de despido se determinarían a partir de la antigüedad en el puesto y la “prioridad” del área en donde se desempeña.
Además, ya se les adelanta a los que podrían quedarse, que se llevará a cabo un “estricto” proceso de reingeniería basado en la aplicación de rigurosos criterios de eficiencia, en donde el trabajo que actualmente se realiza tendrá que hacerse ahora con menos personal.
A pesar de que se trata de un tema tabú, que se intenta manejar oficialmente -en todos los niveles- con un absoluto hermetismo, el temor de quienes sienten que sus días con un empleo seguro se agotan irremediablemente ha alcanzado ya síntomas de auténtica epidemia.
Los acuerdos a los que el grupo alemán ha llegado con las diferentes representaciones sindicales -que consisten en no correr a sus agremiados en lo que resta del año para evitar así movilizaciones que pudieran poner en riesgo la estabilidad laboral en los centros de trabajo e inclusive en las comunidades en donde operan las plantas del grupo- han convertido a los no sindicalizados en la hebra más delgada de un hilo que está a punto de despedazarse.
La complicada realidad financiera generada por las inminentes compensaciones a clientes y los enormes costos que tendrán los procesos legales que enfrenta ya el grupo, vuelven urgente la aplicación de los recortes y demás medidas de austeridad a las que a medias se refería hace unos días en su discurso el señor Müller.
Por cierto, a pesar del rápido anuncio del SITIAVW de que no habría despidos hasta enero del 2016, la preocupación entre los sindicalizados ante el difícil panorama que se dibuja para el futuro, también se ha dejado sentir.
Debido a esto y en un afán de calmar los ánimos, la empresa hace circular constantemente comunicados internos garantizando el cumplimiento de lo negociado con la representación laboral.
Uno de ellos, publicado íntegro a continuación, pretende generar confianza con la promesa de que las cosas no cambiarán por el momento en importantes áreas de la empresa.
En el colmo del absurdo, en el documento se culpa a los medios de comunicación de dar a conocer “informaciones que no corresponden con la realidad” y se dibuja un panorama que pretende inyectar optimismo en un contexto francamente complicado.
De la misma manera que los diferentes niveles de gobierno que son cuestionados públicamente por sus corruptelas, los vicepresidentes que integran el Consejo de la armadora alemana, firmantes de la misiva, pretenden distraer a la opinión pública aplicando aquella máxima de “maten al mensajero”.
Habrá que recordar qué actor en esta historia fue el que convirtió la mentira y el engaño en parte sustancial de su filosofía empresarial.