Por: Jesús Manuel Hernández
Independientemente de que la Ley Anti Bronco vaya a ser “recompuesta” y al final quede vigente la normativa federal para el caso de los candidatos independiente en Puebla, Rafael Moreno Valle y el morenovallismo han recibido los últimos días el más trascendente rechazo de las cúpulas con quienes negoció su candidatura para gobernador.
El cúmulo de abusos y manifestaciones de prepotencia alcanzó su momento más crítico y provocó una reacción al gritar un “hasta aquí” de la sociedad como en varios sexenios no se había visto.
Desde el año pasado, a raíz del evento de Chalchihuapan, el rector de la Ibero Puebla Fernando Fernández Fons asumió una posición que difería mucho del resto de los presidentes de organismos cupulares y rectores de universidades privadas.
En la medida que han pasado los meses esa posición se ha convertido en liderazgo de la sociedad. La Ibero ha hecho cabeza en varios asuntos de la vida política de Puebla donde la libertad de expresión y de ejercicio ideológico se han visto cuestionados.
A media semana los rectores de las universidades y los presidentes de un buen número de los organismos intermedios afiliados o no al Consejo Coordinador Empresarial se revelaron al ejercicio del autoritarismo de Moreno valle con el tema de la ley electoral. La suma de inteligencias y voluntades de la Ibero y la UPAEP arrastró a otras universidades, cinco en total y unos 43 organismos sociales y empresariales y produjeron un documento bajo el título “No al retroceso democrático en Puebla”.
En Casa Puebla lo tomaron como una verdadera “mentada de madre”. Un acto de desobediencia al gobernador, una manifestación de ruptura pública y una declaración de guerra en los escenarios que están por venir.
Desde la campaña a gobernador Moreno Valle había sumado a las familias protectoras e influyentes de Puebla para tener bajo control a las instituciones; desde esa mini cúpula, el gobernador después creyó que controlaría al CCE, a la UPAEP, la Anahuac y demás estructuras empresariales pasando por el PAN.
Le funcionó por un buen tiempo, el deterioro vino cuando los que debían ser interlocutores y no actores, se convirtieron en incondicionales del gobernador, dejaron por tanto de ser confiables para la sociedad, ahora tampoco merecerán el aplauso de Moreno Valle.
Está claro que la UPAEP con Emilio Baños al frente, la recomposición de la Junta de Gobierno y la llegada de nuevos actores, como Antonio Sánchez Díaz de Rivera, asume una postura del lado de la sociedad más que del gobernador en turno.
Está también claro que el yerno de Luis Regordosa no puede influir ya en su hermano al frente de la Anahuac, y que Luis Ernesto Derbez ha tomado sana distancia del morenovallismo.
Y qué decir de los empresarios afiliados al CCE. Cada vez son menos las coincidencias y más los desencuentros. Un tema próximo les preocupa: la deuda que dejará el gobierno cuando los PPS sean reconocidos en ese rubro.
Por lo pronto, un tema, que no era tema, la reforma electoral en Puebla respecto de los candidatos ciudadanos, se ha convertido en el foco de atención de la comunidad poblana gracias a los actos de soberbia y desconocimiento y a esa ausencia de cercanía a la realidad poblana que no puede contagiarse al gobernador hasta el helicóptero.
O por lo menos así me lo parece.
