Por: Valentín Varillas
Aunque no lo crea, el proyecto político a futuro de Margarita Zavala tuvo mucho que ver con la aprobación en Puebla de durísimos candados a las candidaturas independientes.
Después de la imposición de Ricardo Anaya a sangre y fuego como presidente del CEN blanquiazul, la ruta independiente parece ser la única que pudiera llevar a la esposa del ex presidente Felipe Calderón a competir por la presidencia de la República en el 2018.
Un escenario en el que inclusive podría competir con el actual gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle.
Lo que realmente preocupó en Casa Puebla fue el excelente posicionamiento de Margarita, reflejado en una encuesta publicada por el Diario Reforma hace algunas semanas.
En la gran mayoría de los reactivos que midió el ejercicio, Zavala, sin un partido que la postule, aparece en niveles envidiables y muy superiores a los que presenta el mandatario estatal.
Sin tener actualmente un cargo público, sin contar con reflectores mediáticos y sobre todo, sin tener acceso al dinero del erario para financiar una campaña presidencial.
Pero lo que realmente prendió los focos rojos en la cúpula gubernamental poblana, fue la versión de que un ejercicio similar pudiera ensayarse en el estado para competir por la minigubernatura en el 2016.
Los encargados de proveer de información sensible al régimen (espías, topos, orejas y demás fauna), presentaron un informe en donde aseguran que los “duros” al interior del PAN, apoyados por personajes de probada influencia en lo que queda de “El Yunque”, estarían analizando llevar como candidato independiente al ex presidente municipal de Puebla, Eduardo Rivera Pérez.
Al proyecto, se sumaría como coordinador de campaña Fernando Manzanilla Prieto y como estratega se contrataría al español Ramón Ramón, quien tendría la responsabilidad de darle forma a un modelo similar al que utilizó “Podemos” para posicionarse políticamente en aquel país.
La estrategia tendría ya el visto bueno de personajes como Toño Sánchez Díaz de Rivera, José Antonio Quintana y Alfredo Sandoval quienes tienen ya experiencia en la conformación de proyectos ciudadanos con aquel Foro Cívico conformado en 1994.
Los alcances del proyecto los tendrían perfectamente claros:
Sabedores que una victoria contra la maquinaria oficial es en los hechos complicadísima, el objetivo sería dividir el voto panista de tal manera que hicieran perder al candidato del gobernador.
Para ellos, ésta sería la dulce venganza que en algo compensaría las ofensas, vejaciones y abusos que aseguran haber sufrido desde la llegada del morenovallismo al poder.
Por eso el embate oficial contra la participación de independientes en elecciones.
El radicalismo mostrado por nuestros legisladores y la decisión de asumir el costo en imagen y confianza de una medida que ha generado un unánime rechazo, se entiende en el contexto de la enorme importancia que tiene para el actual grupo en el poder que se garantice su continuidad con un triunfo en las urnas el próximo año.
Si no gana su candidato, los castillos en el aire y los proyectos a futuro se derrumbarán estrepitosamente.
Y hay mucho en juego.
Mucho más de lo que podemos llegar a imaginar.