28-03-2024 05:15:36 PM

La innecesaria afrenta del congreso poblano

Por: Valentín Varillas

La orden llegó clara desde la oficina principal de Casa Puebla: no ceder ni un milímetro en la discusión legislativa para aprobar candados durísimos a la participación de ciudadanos independientes en procesos electorales.

En plena negociación, diputados afines al morenovallismo dudaron de la conveniencia de mantener a sangre y fuego el requisito de conseguir, en tiempo récord, un número de firmas equivalente al 3% del total de inscritos en el padrón electoral como requisito indispensable para su registro.

El titubeo se generó después del unánime rechazo a la iniciativa, el cual hicieron patente organizaciones sociales, analistas y medios de comunicación y de no entender el por qué de la obsesión por aferrarse a una medida tan impopular.

Por eso, volvieron a preguntar y como respuesta recibieron la misma directriz original, sin que se contemplara siquiera el menor cambio.

La afrenta contra los independientes, nos enseña por enésima ocasión a un congreso sumiso, sometido a los caprichos de un ejecutivo que ensaya un estilo de gobierno impositivo, cupular y ajeno completamente a las necesidades políticas de sus gobernados.

Además, el legislativo poblano decide ir a contrapelo del reto nacional de darle forma a leyes electorales que abran el juego democrático para que deje de ser monopolio exclusivo de los partidos.

tempestad24ago

Esos, que por cierto, de manera sistemática pierden la confianza ciudadana.

Por si fuera poco, la obsesión de bloquear la participación electoral de los independientes en Puebla, no puede ser considerada como producto de un posible miedo del grupo gobernante a perder el poder.

No todavía.

Si bien el ejemplo recurrente es el triunfo de Jaime Rodríguez “El Bronco” en Nuevo León, en nuestro estado, con candados o no, parece muy lejos que un fenómeno similar pudiera ocurrir.

No se ve que, en algún ámbito social ajeno a la vida de los partidos, pudiera surgir en el corto plazo una figura capaz de cumplir con los siempre exigentes criterios de rentabilidad electoral como para pelear las posiciones más importantes que estarán en juego en los próximos procesos.

De aparecer súbitamente, necesitaría contar con un apoyo económico importante siquiera parecido al que tuvo el neolonés, quien tuvo atrás ni más ni menos que a los capitales más importantes de su estado.

Y además, le urgiría contar con medios dispuestos a garantizar la difusión de su imagen y actividades para posicionarse en el electorado, de la misma manera que El Bronco contó con la incondicionalidad de el grupo que opera los diarios El Norte y Reforma.

¿Cree que algo similar pudiera ocurrir en Puebla en el corto plazo?

¿Con la indiferencia hacia la actividad pública de una parte importante de la población?

¿Con opositores al gobierno estatal perseguidos y encarcelados por decreto?

¿Con una política que criminaliza la protesta social y el disenso?

¿Con la enorme mayoría de los medios de comunicación absolutamente controlados, prostituidos en su actividad periodística y con sus líneas informativas entregadas a los intereses oficiales?

¿Con el descarado y millonario desvío de recursos públicos para favorecer los proyectos políticos de los candidatos cómodos al sistema?

Por favor.

En este complicado contexto, la posibilidad de que ciudadanos sin partido puedan ser competitivos en un proceso electoral es apenas una quimera.

Por eso, resulta aberrante la forma en la cual nuestros supuestos representantes populares cancelaron la valiosa oportunidad de dar los primeros pasos en aras de lograrlo.

Peor para ellos.

Su credibilidad y prestigio siguen en caída libre.

Y el madrazo puede ser de antología.

abajovale

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