Por: Socorro López Espinosa
Centralización en todos los sentidos, beneficios para unos cuantos, un manejo presupuestal a discreción han dado por resultado que en los dos últimos años se amplíe la desigualdad socioeconómica en Puebla; los ricos son mucho más ricos y la clase media se empobrece.
En unas horas más Coneval dará conocer su informe sobre la pobreza, por muchos temido y por otros cuestionado, pero que indudablemente arrojará un incremento en el número de mexicanos pobres, y en él, Puebla no saldrá bien librado.
La semana pasada algunos festinaron los resultados de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto en los Hogares (ENIGH), en la que el estado de Puebla arrojó un crecimiento del 22.1 por ciento en los ingresos promedio durante 2014.
Aunque pueda decirse que de 2012 a 2014 mejoró el ingreso de los poblanos en 9 de los 10 deciles que mide la ENIGH, lo cierto es que los ingresos que tiene el 90 por ciento de los poblanos en 2014 no están siquiera cerca de lo que registraron en 2010.
Puebla es un estado con graves contradicciones socioeconómicas.
Basta ver en qué se ha destinado gran parte del presupuesto en los últimos cuatro años, en obras de infraestructura o de imagen urbana, en su mayoría ejecutada en la capital del estado, donde se concentra a la población con el mayor poder adquisitivo, y que muy poco inciden en el bienestar socioeconómico del resto de los habitantes..
Al no haber beneficios para el resto de la población, se amplía la brecha económica.
Además de la concentración de recursos, hay que recordar que en 2013 la economía local registró una caída, y en 2014 el crecimiento fue mínimo, por debajo del promedio nacional.
Los efectos de ello fueron desempleo, depauperización del poco empleo formal, y el incremento de la informalidad, que alcanza 2 millones de poblanos.
La economía poblana es una de las 10 principales del país; sin embargo, Puebla es el tercer estado más pobre del país, pues más del 64 por ciento de sus habitantes está en el nivel de pobreza, es decir casi 4 millones de poblanos de una población total de 6 millones.
La capital del estado es la zona urbana con más pobres a nivel nacional, poco más de 732 mil personas; pero también donde se concentra la población con los más altos ingresos, entre los 46 mil y 165 mil pesos.
La ENIGH 2014 arroja que el ingreso promedio de los hogares poblanos es de 35 mil 750 pesos trimestrales (11 mil 916 al mes).
Dicha cifra es un tanto engañosa, pues al analizar cada uno de los 10 deciles (la pirámide de 10 niveles) de los poblanos, existe una imperdonable brecha socioeconómica.
Según la ENIGH 2014 el nivel más alto de los poblanos tiene ingresos por 165 mil 934 pesos trimestrales, mientras que el nivel más bajo apenas es el 2.86 por ciento de dicha cantidad, es decir sus ingresos son de solo 4 mil 756 pesos al trimestre.
Así, el nivel más alto cada mes tiene ingresos por 55 mil 311 pesos, mientras que el más bajo percibe 1 mil 585, que no le alcanza para atender las necesidades básicas.
Los ingresos de los poblanos bajaron de 2010 a 2012 en un 8 por ciento promedio, pues de tener ingresos promedio por 31 mil 814 pesos trimestrales pasaron a 29 mil 271 pesos, respectivamente.
Una baja de ingresos golpea más a los que menos tienen. En 2012 el primer decil perdió 14.5 por ciento de sus ingresos, es decir de 1 mil 697 pesos al mes que tenía en 2010 pasó a 1 mil 452 pesos. De por sí esa parte de la población no tenía para cubrir lo básico, dos años después más que imposible sobrevivir con menos dinero.
En tanto que en el mismo periodo el decil X perdió apenas el 5.7 por ciento de sus ingresos, ya que tenía 111 mil 489 pesos y pasó a 105 mil 355, una mínima diferencia de 6 mil 434 pesos, que en nada influyeron en su nivel de vida.
En el periodo siguiente, es decir entre 2012 y 2014, hubo una ligera mejora en ingresos, pero que aún no igualan a los que se tenían cuatro años antes.
Solo el decil X (la población más rica) tuvo un crecimiento notable en sus ingresos, del 57.4 por ciento en estos dos últimos años, pues pasó de 105 mil 355 pesos a 165 mil 934 pesos, por consiguiente rebasó los recursos que tenía cuatro años antes.
Y este último decil es el que realmente incide en el incremento total de los ingresos reflejados en la ENIGH 2014, pues el decil IX tiene una baja real de 1.9 por ciento en sus ingresos.
Del decil I al IV tienen aumentos en sus ingresos que van desde el 9.2 hasta 6.9 por ciento.
Mientras que los deciles medios, es decir el V, VI, VII y VIII tuvieron incrementos en sus ingresos de 5.8, 4.8, 1.5 y 0.2 por ciento, respectivamente
Hay que tomar en cuenta que la mejora de la población en los estratos bajos obedece fundamentalmente a la política asistencialista, es decir al programa Progresa (anteriormente conocido como Oportunidades), lo cual puede influir en que varios habitantes salgan de la extrema pobreza y pasen al nivel de pobreza, que si bien es un avance por el momento nada garantiza que no puedan retroceder en el corto plazo.
Mientras que la población ubicada en los deciles intermedios no tiene ningún tipo de apoyo. Es la que enfrenta el desempleo, el recorte salarial; a esta parte de la población no se le cubren prestaciones -como seguridad social- y es la que se mueve en la informalidad. Esta parte de la población es la que enfrentó realmente la recesión local de 2013 y parte de 2014. Su ingreso apenas le permite adquirir la canasta básica.
Lamentablemente, Puebla a lo largo de su historia ha mostrado un crecimiento y desarrollo desiguales, quizás no tan acentuados como en este siglo, y en particular en la actual década, resultado de la centralización de actividades económicas, de servicios públicos, concentración del presupuesto y de beneficiar a unos cuantos.
La desigualdad socioeconómica es patente, no hay interés alguno de elaborar una política pública que pretenda atender el problema de Puebla.