Por: Valentín Varillas
Desde su llegada a Puebla para integrarse a la Secretaría de Seguridad Pública del gobierno de Rafael Moreno Valle, Facundo Rosas ha sido un habitual protagonista de este espacio.
Aquí, le he contado historias de corruptelas, abusos, omisiones y fallas que involucran al funcionario y que demuestran que su nombramiento al frente de una de las carteras principales de la administración pública estatal fue un monumental error.
A la luz de los hechos recientes, recordar todas en un serial resultaría revelador, hasta cierto punto didáctico, pero muy poco práctico.
Sin embargo, entre ellas existen algunas que demuestran que el involucramiento de altos mandos policiales con grupos delictivos dedicados al robo de combustible no es, ni de broma, un hecho aislado.
Al contrario.
Se trata de una práctica común de quienes en teoría están ahí para cuidarnos, que se opera con el conocimiento de quienes se encuentran en lo más alto del poder político local y que aprovechan el cargo para enriquecerse descaradamente.
En la entrega de hoy, transcribo una columna publicada originalmente el 7 de enero de 2014.
Ahí, quedan expuestos los manejos oscuros alrededor del servicio de alimentación de policías, custodios e internos d e la Academia Estatal de las Fuerzas de Seguridad Pública y la preferencia oficial a la empresa que, sin licitación de por medio, se adjudicó los contratos.
Uno, apenas uno de los negocios millonarios que se hacen al amparo d ela seguridad pública estatal:
“La consentida de Facundo”
“Casa de Banquetes Álvarez es el nombre de la empresa que se encargó de “alimentar” a los 150 elementos de la Gendarmería Nacional que fueron asignados a Puebla para apoyar las labores de seguridad en la temporada de fin de año.
“Ayer le comentaba que, a pesar de que los gobiernos municipal y estatal contaban con un presupuesto superior a los dos y medio millones de pesos para enfrentar los gastos de sus estancia en la ciudad, la calidad y cantidad de los alimentos que recibieron los federales en las breves 72 horas que duró su estancia en las patéticas instalaciones de la Academia Estatal de las Fuerzas de Seguridad Pública fue en verdad lamentable.
“La empresa, especialista en el servicio de banquetes y la operación de comedores industriales, con domicilio fiscal en la ciudad de México, está envuelta en un auténtico misterio.
“Y es que, de alguna extraña manera, su suerte ha ido de la mano del desempeño de Facundo Rosas como servidor público.
Me explico.
“Cuando el hoy flamante Secretario de Seguridad Pública estatal se desempeñaba como comisionado de la Policía Federal y más tarde como Subsecretario de Prevención, Vinculación y Derechos Humanos en la Secretaría de Seguridad Pública federal, Banquetes Álvarez tuvo en sus manos un jugoso contrato que consistía en encargarse de la alimentación de 30 mil elementos de la policía federal, asignados a los estados de la República con mayor presencia del crimen organizado.
“Ahora, como Secretario de Seguridad Pública del estado de Puebla, Casa Álvarez se vuelve a sacar la lotería y se convierte en la proveedora única de los servicios de alimentación al interior de los Centros de Readaptación Social del estado y de los aspirantes a uniformados internos en la hoy tristemente célebre Academia Estatal de las Fuerzas de Seguridad Pública.
“Ayer le daba a conocer los números: 3926 internos en San Miguel, 968 en Tepexi y 541 en Ciudad Serdán.
“Por cada interno, la empresa le cobra al estado la cantidad de 350 pesos diarios -onerosa si analizados la calidad de alimentación de los reos poblanos- y además son utilizados custodios y policías asignados a los CERESOS para la elaboración de la comida y el servicio a los internos.
“Negociazo.
“Eso no es todo.
“La misma empresa es la encargada de los servicios de alimentación de seis mil policías estatales.
“Por ello cobra 300 pesos diarios por elemento a cambio del mismo menú de hambre que le sirvieron a los elementos de la Gendarmería Nacional: atole y pan en el desayuno, spaghetti o arroz, una naranja y un Frutsi en la comida y pan de dulce con café para la cena.
“Sobra decir que los contratos obtenidos por Casa Álvarez con el gobierno poblano fueron a través de la asignación directa; no hubo licitación de por medio, gracias a los buenos oficios de Alberto Valencia Velasco, encargado de despacho de la Subsecretaría de Desarrollo Institucional y Administración Policial de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal y de Mario Enrique Ramírez Olguín, Director General de Planeación Estratégica y Desarrollo Institucional de la SSP.
“Ambos, por cierto, ex funcionarios federales y férreos defensores de los intereses de Casa Álvarez”.