La resistencia al cambio y la protección del status quo son características inherentes al ser humano, sin embargo, en los mexicanos parecen estar más enraizadas.
“Los mexicanos somos bajos tomadores de riesgo. No damos paso sin guarache, hasta que creemos tener todo listo”, dijo la especialista en psicología organizacional del Tec de Monterrey, Angelina Arriola.
Las organizaciones son responsables en cierta medida, al desincentivar la toma de riesgos. “Cuando concluyen en fracaso y son castigados o criticados duramente, desincentivan esta práctica”, explicó Arriola Miranda.
Las personas suelen evitar el riesgo por miedo al fracaso, a la crítica social, a preservar su área de confort, principalmente. “Junto con el riesgo, vienen las responsabilidades, y la gente no quiere tener más ”, aseveró el mentor y conferencista en temas de recursos humanos, Alberto Álvarez Morphy.
“Las personas saben que lo que tienen no los hace felices, pero como al menos no los hace infelices, se quedan en esa situación, en ocasiones toda su vida”, dijo Álvarez Morphy.
En la práctica de asumir riesgos lo más importante es intentarlo. Aun si no se tiene éxito, ese error acerca más a las personas al resultado deseado la siguiente vez, coincidieron especialistas.
“La diferencia entre quien lo consigue y el que no es que uno lo quiere y el otro solo lo desea. Todos deseamos cosas, pero cuando realmente quieres algo, te levantas y vas por ello”, agregó.
Para evitar tomar riesgos, los pretextos parecen no escasear. Entre las más comunes están:
1. “Estoy esperando el momento correcto”.
No hay momentos correctos, dijo Arriola Miranda. Los mayores tomadores de riesgos, lo hacen sin toda la información. Para evitar esta excusa, hay que elaborar un cronograma de acción señalando las prioridades.
2. “Ya lo intenté una vez y no funcionó”.
Todo el mundo lo intenta, pero no basta con hacerlo una vez, hay que levantarse y volver a intentarlo, coincidieron los especialistas consultados.
“Cuando fracasas, lo último que quieres es volverte a levantar, lo más cómodo es sentarse y lamerse las heridas”, dijo Álvarez Morphy, quien reconoce que de las 20 empresas que ha abierto, 15 fracasaron, de las que tuvieron éxito, dos funcionan actualmente y tres las vendió a empresas más grandes.
Para evitar esta excusa no es necesario desprenderse del miedo, sino hacer las cosas aún con el temor. “A mi nunca se me ha quitado el miedo, sigo de frente”, dijo Álvarez Morphy.
3. “Todavía estoy trabajando en el plan”.
La planeación es necesario, pero si el la etapa de planeación nunca termina, es hora de pensar en poner una fecha límite y simplemente hacerlo.
Para evitar caer en esta excusa, es necesario generar un plan de acción inmediata. “Dar un primer paso en la dirección buscada, nos pondrá en el camino para seguir avanzando”, explicó Arriola Miranda.
4. “Siempre se ha hecho así…”
“Esta frase pudre a las personas y mata a las empresas”, dijo Álvarez Morphy.
La resistencia al cambio es inherente al ser humano, por eso, para evitar esta excusa hay que prepararse con un escenario de confrontación y proponer una etapa de transición que ayude a que la idea sea mejor aceptada.
Para evitar caer en esta excusa, se recomienda buscar apoyo de otras personas de la organización que tengan algún grado de influencia. “Con la coparticipación de otras áreas, se tiene más probabilidades de que el proyecto sea escuchado y se lleve a cabo”, dijo Arriola Miranda.
5. “Estoy esperando por el factor X”.
Así como no hay momentos perfectos, tampoco existen los proyectos completos, coincidieron los especialistas consultados. “Se van armando en el camino”, dijo Arriola Miranda.
“Los astros jamás van a estar alineados de la manera correcta. Yo no conozco a un solo emprendedor que estuviera completo”, dijo Álvarez Morphy.
Similar a otros puntos, para evitar caer en esta excusa los especialistas recomiendan elaborar determinar plazos para cumplir ciertas tareas.
Fuente: CNNExpansión