Mi novio tenía unos tres meses fuera del país. Tenemos una relación muy abierta y para estos casos nos tenemos permitido echar una cana al aire.
Yo hasta ese momento no había buscado tener una aventura. Me reía conmigo misma pensando que cuando él volviera y le contara que le había sido fiel durante ese tiempo, no me lo iba a creer.
Era sábado por la noche y no me apetecía salir, me había dado un largo baño de tina y aún seguía con el albornoz puesto, me serví una copa de vino, puse música de fondo y semi recostada en mi sofá favorito me disponía a continuar la lectura de mi libro.
Tocaron a la puerta y al abrir vi a Laura, mi mejor amiga, acompañada de Hernando, su esposo. Me invitaron a salir y les dije que no tenía ganas pero que los invitaba a que se tomaran una copa conmigo.
No tenía intención de vestirme. De vez en cuando la bata resbalaba dejando mis piernas al descubierto y me di cuenta que él se estaba poniendo nervioso y se sonrojaba. Laura y yo con la mirada nos sonreímos divertidas y comencé a dejar intencionalmente mis piernas cruzadas y desnudas. Cuando me levanté para buscar más vino descrucé las piernas lentamente, preguntándome si habría notado mi falta de bragas.
Volví con otra botella de vino y en lugar de sentarme frente a ellos de forma coqueta me hice espacio entre los dos, moviendo el trasero. Nuestros cuerpos quedaron muy juntos. Le pedí a él que sirviera el vino, Laura comenzó a decir algo y al girar mi cabeza nuestras bocas quedaron muy juntas, apresé sus labios entre los míos dándole un beso muy dulce. Me sorprendió la suavidad de sus labios y más aún me sorprendió sentir la pasión con la que respondió a mi beso. Su lengua dentro de mi boca repteaba de tal modo que casi sentí correrme. Cuando nos separamos nos sonreímos, volteamos hacia su marido y éste estaba con la boca abierta, parado delante de nosotros, con una copa en cada mano y con una erección que apuntaba directo a nosotras. Luego de un segundo de silencio los tres rompimos en risas.
Tomé las dos copas de sus manos, las puse a un lado y le dije que se quedara sentado frente a nosotras. Obedeció sin chistar.
Volví mi atención a Laura, nos volvimos a besar mientras nos tocábamos mutuamente. Yo dirigí mis manos directamente a sus tetas, levantándole la blusa y soltándole el sostén. Laura comenzó a recorrer mis piernas con sus manos y las separé para ella, sentí sus dedos separando mis labios y buscándome el clítoris. La desnudé completamente y ella solo soltó el nudo de mi bata para dejarme desnuda a mí también. Recorrí su cuerpo desnudo con mis manos y luego la recosté suavemente y dirigí mi boca a su entrepierna. Antes de hundirme entre ellas miré a Hernando y con la cabeza lo invité a acercarse…
Continuará.