El gabinete se reacomoda y en consecuencia algunos grupos quedarán descobijados.
Pero no puede dejarse pasar por alto la serie de revelaciones donde la complicidad de negocios involucra a funcionarios de todas las responsabilidades, pero considerados dentro de la “familia” del inquilino de Casa Puebla.
Para nadie es un secreto el tema de los Garmendia, padre e hijo, en San Andrés Cholula y otros municipios. Licencias, negocios, compra de terrenos, figuran en la lista de las “gestiones” encubiertas por el parentesco de los Domínguez, dicen que se usaba la relación con el gobernador como derecho de picaporte; vaya usted a saber, si no lo era, debe aclararse.
Un asunto delicado también es la denuncia presentada por Alejandro Mondragón respecto de la compra de una aeronave de parte de funcionarios relacionados a la Secretaría de Turismo con el candidato Ángel Trawitz a la cabeza seguido de “Miguelito” Martínez, hijo del inolvidable doctor tan amigo de los Morales Flores; ambos con recursos económicos más que demostrables desde hace años, pero aplicados en un momento más que crítico para la transparencia.
Y si a eso le sumamos la versión de los fondos de Actinver donde nombres de políticos de ayer y hoy aparecen con más propiedades que el nopal, el escenario no es muy bueno para un gobernador que en su primer discurso se comprometió a la honestidad, a meter a la cárcel a los corruptos y regresar los terrenos del Valle Fantástico a la reserva territorial de Angelópolis.
¿Dónde está Javier García Ramírez? ¿Acaso negoció? ¿Acaso ya se terminó el acuerdo y por eso la persecución a los Garmendia?
¿Será que empiezan a tapar hoyos?
Sólo son preguntas.
