A pesar de que la semana pasada el Consejo Nacional del Sol Azteca determinó que no habría una coalición con el blanquiazul para enfrentar el proceso federal del próximo año, los morenovallistas apuestan a poder cambiar esta determinación antes del 11 de diciembre próximo.
Para que pudiera concretarse un giro tan radical de una decisión supuestamente tajante y consensuada entre los liderazgos perredistas de mayor influencia, sería necesario convocar a una nueva sesión del Consejo Nacional, cumplir con el quórum suficiente para que los acuerdos ahí tomados tengan validez estatutaria, someter nuevamente a votación el tema de la posible alianza y buscar una mayoría de votos que apruebe la renovada propuesta.
Aunque el panorama luce francamente oscuro para los intereses electorales del gobernador Moreno Valle, quienes se encargan del cabildeo y las negociaciones con la corriente Nueva Izquierda -tomada por asalto por las huestes del mandatario poblano- se muestran confiados en lo que ellos llaman “su buena estrella política”.
Sí, creen que como ha sucedido en otras ocasiones, en esta serán capaces de sacarse un AS bajo la manga y revertir una resolución que, por lo menos hoy, parece ya definitiva.
Y es que, la alianza con el PRD se ha convertido en un asunto de altísima prioridad para el proyecto presidencial del gobernador de Puebla.
De concretarse y funcionar electoralmente, sería el antecedente y la justificación perfectos para impulsar una coalición similar que competiría por la presidencia en la elección del 2018 llevando como candidato, claro está, a Rafael Moreno Valle Rosas.
Sin embargo, los morenovallistas tienen enfrente la contundente oposición del gobierno federal al tema de las alianzas.
Para nadie es un secreto que la negativa perredista obedece a la operación del Secretario de Gobernación federal, Miguel Ángel Osorio Chong, quien recibió del presidente Peña la encomienda de echar abajo el acuerdo PAN-PRD.
La presión ejercida surtió efecto inmediatamente.
La respuesta del panismo controlado por el gobernador Moreno Valle no se hizo esperar.
Ricardo Anaya, quien le debe el cargo al poblano, puso en duda los beneficios del famoso mando único policiaco propuesto por el jefe del ejecutivo federal.
Calificó la propuesta como insuficiente porque “deja la puerta abierta a intervenciones discrecionales y autoritarias” e instruyó a los líderes de las bancadas federales panistas a presentar sendas contrapropuestas.
Sobra decir que la posición adoptada por la derecha nacional no cayó nada bien en Los Pinos.
Mientras, el mandatario estatal se cuidó mucho de no ser descubierto como el autor intelectual del rechazo a la columna vertebral del decálogo presidencial.
Él y sus operadores se cuidaron mucho de no ser vistos con la cúpula nacional del PAN en la víspera e las declaraciones.
A la par, en su discurso mediático, Moreno Valle declaraba una y otra vez la necesidad de cerrar filas en torno a Enrique Peña Nieto en estos “difíciles momentos por los que atraviesa el país”.
¿Cómo la ve?
¿Doble discurso?
¿Hipocresía?
Según ellos: es “política real, pura, pragmática, con la que se ganan posiciones”.
