23-11-2024 05:54:02 AM

Raúl Plascencia, víctima de su propia tibieza

tempestad13

Al final, la jugó muy mal.

Por un lado, el resolutivo de la CNDH echó por tierra la versión oficial de los hechos -la penosa, risible, ridícula y por demás estúpida teoría del cohetón- lo que enfureció al gobernador Rafael Moreno Valle y a sus aliados en el Partido Acción Nacional, quienes le quitaron el apoyo necesario para repetir en el cargo.

El mandatario poblano, desde que se desató la polémica por su tristemente célebre Ley Bala, le apostó a que Plascencia caería rendido ante sus encantos políticos y las atenciones y reconocimientos que recibió en el estado.

En pleno escándalo nacional por la aprobación de la ley, lo trajeron a Puebla y le dieron un trato de auténtico VIP.

Se reunió en privado con el gobernador para que éste le explicara las “ventajas” y “beneficios” de contar con un marco jurídico cuya esencia era la defensa de los derechos humanos de los uniformados poblanos, en busca de un aval moral a la ley que jamás llegó.

El cabildo de la ciudad de Puebla le entregó entusiasta la Cédula Real de manos de uno de los incondicionales del mandatario poblano, el alcalde Tony Gali.

Después, el mismísimo jefe del gabinete estatal, el Secretario General de Gobierno, Luis Maldonado Venegas, hizo lo propio con la Clavis Palafoxiana.

El broche de oro fue la entrega del Doctorado Honoris Causa por parte del rector de la BUAP, Alfonso Esparza, quien ordenó que la universidad pública poblana guardara un cobarde silencio ante el asesinato de un niño por parte de policías estatales y el uso faccioso de las instituciones del estado para su encubrimiento.

En ese acto, el propio Rafael Moreno Valle reconoció en su discurso el trabajo hecho por Plascencia: “esta distinción es un acto de justicia de la máxima casa de estudios para Plascencia Villanueva, quien no solo ha hecho un gran papel por la defensa de los derechos humanos, sino también por su visión, capacidad y generosidad para atender otros problemas como el de la trata de personas en los estados de Puebla y Tlaxcala”.

Todos estos elogios se evaporaron el pasado 11 de septiembre, cuando se conocieron los alcances de las recomendaciones hechas por la Comisión sobre el caso Chalchihuapan.

Por el otro lado, los priistas y en específico el grupo cercano al presidente Peña, esperaban una resolución que involucrara directamente al gobernador en los hechos.

Ante la falta de observaciones concretas al desempeño de Moreno Valle, consideraron las recomendaciones como “muy tibias”, lo que les impidió sacar una mayor raja política del escándalo.

La muerte de José Luis Tehuatlie Tamayo era el arma perfecta para obstaculizar el proyecto presidencial de quien, en teoría, será una amenaza para el proceso sucesorio del presidente Peña.

La combinación de esos factores fue fatal para las aspiraciones de Plascencia.

Peor aún en la coyuntura actual.

En plena crisis nacional de derechos humanos se necesitará un presidente que abone a la credibilidad y la confianza de la CNDH.

Alguien que, con toda firmeza, esté dispuesto a plantarle cara al poder político en defensa de los ciudadanos.

Plascencia nunca fue ese ideal.

Hoy, nada más le quedará el consuelo de refugiarse en la academia y de poder disfrutar la millonaria casona que posee.

Nada más.

latempestad

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