Y es que Ortiz, cuñada del ex alcalde Eduardo Rivera Pérez, ya prometió que obtendrá la candidatura a diputada federal por un distrito de la capital, aunque tenga que enfrentar al gobernador Rafael Moreno Valle y hacer pomada a su principal operador Eukid Castañón.
Pues, ¿no se supone que Denisse traicionó a su cuñado y el panismo para sumarse a las filas del morenovallismo y obtener apoyos importantes? ¿Por qué ahora quiere morder la mano del grupo que la respaldó?
Es que la panista quiere ser diputada federal por el PAN, partido que ya tiene perfilado a sus cuatro cartas para la capital: Xabier Albizuri de Gali, Ángel Trauwitz de Moreno Valle, Genoveva Huerta de Jiménez y Angélica Ramírez de Grajales.
Ellos irán, pues según las mediciones aparecen mejor posicionados, además de representar compromisos de poder, pero Ortiz ya declaró la guerra al morenovallismo.
En el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación “me impondré a Eukid Castañón”, promete y advierte: “si me echan el aparato me voy al PRI”.
Lo cierto es que la ex diputada local panista tiene el respaldo de su novio, el senador priista Ricardo Urzúa.
El priista ya compró la guerra de Ortiz, es obvio, y financia la cruzada antimorenovallista de su pareja. Los transportistas marinistas cedieron sus unidades para promoverla.
Abogados, asesores, aviones y todo lo que desee saldrá de la empresa Servicios Aéreos del Milenio de Urzúa y Mario Marín para combatir al góber y sus operadores.
Ya en el 2010, Denisse acudió al Trife para ganar una candidatura a diputada local, sin importarle que deteriorara su entorno familiar y partidista, ahora cree que con Urzúa y Mario Marín será más fácil.
Con esos padrinos, pues mejor que sea postulada por el PRI.
Qué cosas vemos.
En curso, la feria de las deslealtades.