08-05-2024 09:17:50 AM

Conspiración calderonista

alpor06

Apenas en mayo pasado, Gustavo Madero fue reelecto gracias a la operación electoral que ejecutó Moreno Valle contra el candidato del ex presidente Felipe Calderón: Ernesto Cordero.

Detrás del senador aparecían importantes intereses, beneficiados por el calderonismo, expresión que respaldó a Moreno Valle con todo en el 2010, pero que fue paulatinamente relegada del proyecto político del gobernador y, sobre todo, de los negocios.

El gobernador se alió al enemigo número uno de Calderón en el PAN: Gustavo Madero. Eso no se lo perdonan.

Antes de la derrota de Cordero, el mandatario se había lavado las manos con el escándalo de Oceanografía, mediante la anulación de los contratos, además de que fue desmantelando al grupo Querétaro y una firma calderonista Tradeco -desde la salida de Calderón de Los Pinos- dejó de ganar obras.

Una fuente cercana a Moreno Valle comentó un mes antes de los hechos en Chalchihuapan que había preocupación y alerta en el gobierno, precisamente por los intereses afectados al calderonismo con la derrota de Cordero. Son de mucho peso.

“Habrá que estar muy atentos”, me aseguró. Creo que no lo estuvieron.

Y precisamente la conducta y comportamiento de Facundo Rosas, secretario de Seguridad Pública, fue por demás sospechosa.

Facundo fue el brazo derecho de Genaro García Luna, secretario de seguridad del sexenio de Felipe Calderón. Todo su equipo, intereses y mañas se los trajo para Puebla.

En la víspera del 9 de julio traía un enfrentamiento político con el secretario de Gobierno, Luis Maldonado. El día de los hechos en Chalchihuapan, Facundo habló directo con Moreno Valle.

En su conversación ubicó como revoltosos a los manifestantes y dijo que estaba listo para actuar. Desde su camioneta, donde veía el partido mundialista de futbol entre Argentina vs Holanda, Rosas giró instrucciones y dejó la operación del terreno a su brazo derecho: Ofelia Flores Ramos, otra calderonista.

Se desentendió hasta después de la madriza, donde reportó al gobernador que habían sido atacados, pero al final se restableció el orden; hay policías golpeados y tenemos detenidos, le dijo.

En el fondo, minimizó los hechos. Le vendió al mandatario la versión que quiso y Moreno Valle se la compró.

Los calderonistas que lo conocen bien, saben que el gobernador de Puebla es de mecha corta, irascible, se jacta de su mano dura, presume tener huevos para desmantelar mafias locales y capacidad para enfrentar a las nacionales.

La Ley Bala, origen de todos los males, se aprobó un día después de la derrota de Ernesto Cordero. No se necesitaba ser adivino para entender que su primera prueba de fuego sería el bloqueo de alguna autopista.

El gobierno tenía desventaja, pues ante la beligerancia de grupos suele endurecer y entrar a los madrazos con un secretario de Seguridad formado para eso.

El primer reporte de Facundo fue lo que llevó al gobierno de Puebla a montar toda una versión oficial a partir de la criminalización de la marcha de los pobladores.

Lo cierto es que este hecho marcó a Moreno Valle. Se enredó todo. El estigma del niño asesinado persigue ya cada acto de gobierno. Se perdió la tranquilidad.

La teoría calderonista que aparece en reportes nacionales sobre Chalchihuapan es la que indica que el exceso de la fuerza morenovallista en manos de operadores del ex presidente de la República también marcó una diferencia.

Facundo siempre fue prescindible para el calderonismo.

Y ahora este grupo sabe que Moreno Valle pasó de activo a pasivo, al interior del PAN.

alportador

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