08-05-2024 01:37:08 AM

La vox pópuli lo encontró responsable, pero RMV usa a Tripack para exoneración

alpor21

Pero el desgaste político que sufrirá el mandatario lo llevará a reconsiderar no sólo su proyecto presidencial 2018, sino la posibilidad de pactar con un externo el 2016.

Está claro que la crisis de credibilidad lo rebasó.

La vox pópuli ya lo encontró culpable de la muerte del niño, no como autor material, sino como responsable de crear todas las condiciones para el crimen artero del menor, con la aplicación de la Ley Bala.

La verdad jurídica falta por resolverse y en lo que se le coloca en el banquillo de los acusados, el mandatario enfrentará los colmillos de sus enemigos, la deslealtad de sus amigos y la incapacidad de sus empleados.

El gobernador Moreno Valle pudo reconsiderar, pero no quiso cambiar su versión oficial de los hechos y siguió culpando a los pobladores de Chalchihuapan.

En vez de modificar el status quo, presiona para someterlo.

Tenía que admitir que el operativo de desalojo en la autopista a Atlixco se pudo salir de las manos. Nadie le iba a reprochar eso, pues finalmente él endosaría la acción a sus subalternos.

Después separar de sus cargos a los secretarios de Seguridad, Facundo Rosas, y responsables directos del operativo; y al de Gobierno, Luis Maldonado Venegas, hasta el término de las indagatorias con la PGR.

La política falló (Maldonado) y se aplicó el garrote (Facundo). Hoy en el imaginario colectivo, Rosas es un gorila y Don Luis el hazmerreír con sus piedras de gran calibre.

Remover a sus voceros que viven en guerra eterna y dar un giro de apertura, castigar a los responsables de los excesos policiacos, pero de igual manera a quienes aprovecharon la inconformidad social para llevar agua a su molino.

Pero no, la naturaleza llama. Se murió con su posición de que los propios inconformes mataron al niño, además de enderezar una guerra sucia en redes sociales, ligándolos al narcotráfico, y usar lo que no le ha servido para una chingada: los medios sometidos al Tripack.

Su equipo de comunicación evitó desde el principio comparar esta crisis con la del escándalo de las grabaciones de Mario Marín y Kamel Nacif para encarcelar a la periodista Lydia Cacho.

En realidad, ambos hechos no tienen nada que ver. El Lydiagate fue una grotesca conspiración, mientras la muerte del menor en Chalchihuapan fue un desalojo con licencia para matar: la Ley Bala se aplica por mis huevos.

Con la muerte cerebral del menor, le organizaron giras, reuniones y hasta fue a Los Pinos, en aras de mostrar que su gobierno no estaba paralizado, como sí pasó con Marín ante su escándalo.

Del enmudecimiento total tras los hechos violentos, a la apresurada exposición mediática para dar a conocer su versión, al gobernador lo están llevando al callejón de las trompadas.

Los asesores de Moreno Valle le deben decir que es indefendible cualquier estrategia ante dos agravantes: menor de edad y el uso de armas, permitidas por la Ley Bala.

Contra eso no hay antídoto. Es una batalla perdida.

Le mandaron señales federales con la decisión de la PGR de coadyuvar, no atraer, el caso; además la Comisión Nacional de Derechos Humanos hizo lo que mejor le sale: hacerse pendeja ante la represión y ser juez y parte con gobernantes generosos, como Moreno Valle con Raúl Plascencia.

El gobernador se sirve otra vez de los medios sometidos al Tripack para que sean portavoces no de la verdad, sino de su exoneración.

Pero recurre a quienes la sociedad poblana no les cree.

Los medios aliados del gobernador no estuvieron a su altura, por eso anoche que se reunió con dueños, directivos y columnistas se filtró el encuentro con quienes hoy no tienen otra: sometimiento total o infierno por desleales.

Así, de ese nivel, está la primera crisis del morenovallismo; la va perdiendo.

Parece que sigue los pasos del marinismo ante su propio escándalo.

Ya no sabemos el final.

Marín no cayó, pero terminó por ceder el poder ante el desgaste político externo e interno.

A partir de hoy, la Puebla que una vez unió Moreno Valle contra el tirano Mario Marín estará, ooootra vez, polarizada en dos bandos: los morenovallistas contra todos los demás.

Nota bene:

Mañana, la rebelión del Tripack.

alportador

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