La fuente, cuya identidad y filiación al organismo federal fueron constatados documentalmente por quien esto escribe, asegura que el compromiso es hacer que Puebla suba por lo menos 13 escaños en el ranking nacional y así presentar como un éxito la nueva política social que se aplica en el estado a partir de la llegada de Luis Banck a la dependencia.
De confirmarse lo anterior, los más de dos mil encuestadores que aplicarán los cuestionarios en territorio poblano estarían cobrando este dinero, lo que representaría un desembolso de por lo menos cien millones de pesos para el gobierno del estado.
Según el informante, mandos medios y superiores del instituto conocen y avalan lo anterior, lo que supondría un desembolso adicional de recursos públicos.
Y es que, para llegar a la meta planteada, además de la alteración de la información recabada por la vía de los cuestionarios, se requiere un “trato especial” en el procesamiento de la información y el método estadístico utilizado para llegar a las conclusiones finales.
El trabajador del INEGI se niega a ampliar y detallar la información por miedo a aportar involuntariamente pistas que lleven al descubrimiento de su identidad.
No confirma nombres ni fechas y rehúye a dar a conocer cuántos de los encuestadores han ya recibido el dinero y si él es uno de ellos.
Una vez terminada la entrevista promete que un encuentro similar no volverá a ocurrir y que jamás hablará nuevamente del tema.
Afirma que en el remoto caso de que por culpa del columnista se revelará la paternidad de la filtración negará absolutamente todo, incluyendo el encuentro sostenido.
Lo anterior lo cumple de manera cabal ya que, al otro día del encuentro, su teléfono móvil había sido ya desactivado.
Según el último reporte de Coneval, Puebla el tercer estado más pobre del país.
Según el documento, durante el trienio de Rafael Moreno Valle la pobreza en el estado aumentó en más de 3.5%, lo que empieza a ser un dolor de cabeza para el mandatario y una mancha importante en el impoluto expediente con el cual pretende echar a andar un proyecto político transexenal.
La política social ensayada en los primeros tres años de gobierno se centró en la operación electoral de programas y recursos, factor que justifica los pésimos resultados obtenidos en materia de superación de la pobreza.
Con la llegada de Luis Banck al gabinete, en los últimos días del 2013 se dio un giro radical a esta política social.
Se han privilegiado los factores que más inciden en los indicadores de Coneval.
A partir de este año, los esfuerzos humanos y presupuestales se han centrado en proporcionar a viviendas en zonas marginadas piso y techo dignos, facilitar la construcción de una nueva habitación y otorgar estufas a las familias más pobres del estado.
A pesar de tratarse de “tiros de precisión”, los resultados son graduales y a mediano plazo.
De mejorar trece lugares o más el posicionamiento del estado en el próximo reporte de Coneval se trataría de un caso por lo menos atípico que confirmaría que algo muy raro sucedió en el proceso de obtención y procesamiento de la información.
Tal vez a Eduardo Sojo, actual titular del INEGI, lo esté traicionando su corazón fervientemente panista.
