El 14 de enero del 2014, el rector Alfonso Esparza; el tesorero, Óscar Gilbón; la contralora Mayela Delong; y Esperanza Morales, directora general de Planeación Institucional, reportaron a la SEP federal la limpieza del expediente sobre El Fondo para Ampliar y Diversificar la Oferta Educativa de la BUAP… pero del ejercicio fiscal 2012.
Sí, de la gestión de Enrique Agüera, quien en el 2013 se separó de la institución para postularse como candidato del PRI-PVEM a la presidencia municipal de Puebla.
Sólo este proyecto amparó la suma de 47.3 millones de pesos, de los cuales 23.65 millones fueron aportados por la Federación y los restantes 23.65 millones correspondieron al gobierno de Rafael Moreno Valle, hoy aliado de Esparza, pero enemigo de Agüera.
Los argumentos que usan las autoridades universitarias para la justificación de recursos de un programa del 2012 en el 2014 son de antología.
Para garantizar el subsidio se cumplió con las nuevas licenciaturas que se pedían y se amplió la matrícula, pero no se construyeron los edificios. A los estudiantes los hacinaban en otros recintos.
En el informe pormenorizado de las metas se establece que la recepción del dinero concluyó en agosto del 2012, aún así llegó tarde, pero con todo este problema se abrieron nuevas licenciaturas y se atendió la oferta, aunque la construcción de los edificios en Huauchinango, por ejemplo, se retrasó un año para ahora sí entregarse en 2013.
Los permisos de otro edificio en el campus Valsequillo fueron suspendidos por el gobierno de Moreno Valle, además de que se encontraron con flora endémica que afectó las obras (es en serio).
Eso sí, se abrió la licenciatura en Ingeniería en Tecnologías de Información con 120 alumnos, pero como no estaban listos los edificios se los llevaron temporalmente a Ciencias de la Computación en Ciudad Universitaria.
El hacinamiento escolar a su máximo apogeo en una institución que se presume dentro y fuera del estado como de vanguardia. ¿Eso habrá presumido Esparza en su reciente viaje a Europa?
Usaron el dinero, sin cumplir con las obras.
En su reporte a la SEP federal, las autoridades universitarias sólo culpan al gobierno de Moreno Valle de la negación de los permisos, pero nunca exponen las causas que llevaron a cancelarlos.
Y digo cancelar, porque en el propio informe a la SEP federal, los morenovallistas de la BUAP señalan que se tuvieron que buscar nuevos espacios para albergar a la nueva oferta educativa, pero hasta el 2013.
En otros de los expedientes de Agüera (por 262.7 millones de pesos) que Esparza limpió, se encuentra el incumplimiento para financiar proyectos universitarios de principios del 2013, cuyas metas se alcanzarían en 2014.
Hubo dinero federal para nivelar problemas estructurales, el cual fue insuficiente para las jubilaciones y pensiones, toda vez que la aportación de la SEP apenas alcanzó para cubrir el 20 por ciento de los gastos.
Sin embargo a diciembre del 2013, las reservas de pensiones sumaron 930 millones de pesos, señalan las autoridades en el expediente de justificación de gastos de la gestión de Agüera, presentado a la SEP en abril del 2014.
Lo patético de la mayoría de los expedientes es que los avances de los proyectos académicos son magros, ya que se reconoce —de acuerdo con documentos en poder de Al Portador— que en el mejor de los casos se cumplió al 62 por ciento y en el peor sólo se usó el dinero con cero resultados.
El análisis realizado por este reportero indica que en montos, del programa de diversificación de la oferta académica universitaria, se ejercieron 99 millones de pesos, pero 40 millones de pesos se gastaron sin comprobar ni registrar algún avance. Fue cero.
Lo dice Alfonso Esparza en corto: tengo aún que estarle limpiando sus chingaderas a Enrique Agüera.
¿Lo sabrá su nuevo jefe: Rafael Moreno Valle?
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