Se puede decir que es la bienvenida al gobernador de Puebla a la contienda presidencial del 2018, con todo lo que eso implica.
Y es que, además de atraer los siempre necesarios reflectores para aspirar a la presidencial, el gobernador puede presumir ya de tener a partir de ahora enemigo también de grandes ligas.
¿Cómo cambiará esto su “excelente” relación con el gobierno federal?
¿Terminará la supuesta luna de miel?
Difícil saberlo con exactitud.
Lo que sí es evidente es que el presidente Peña y su burbuja tienen muy clara la estrategia de operación de su sucesión en el 2018.
“Nadie fuera del grupo”-parece ser la consigna.
Al más puro estilo del “viejo PRI”, los peñistas insertados en áreas estratégicas de la administración pública federal aseguran tener proyecto para rato.
Y ya trabajan en ir descarrilando desde ahora a potenciales amenazas.
Así lo hicieron con Marcelo Ebrard y el escándalo mediático desatado a partir de las deficiencias de la infame Línea 12 del metro.
Al jefe de gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, le escatiman apoyos y recursos para atender problemas prioritarios de la ciudad como la seguridad, la falta de agua y la generación de nueva infraestructura urbana.
Los medios masivos nacionales han sido despiadados en sus críticas.
En el imaginario colectivo nacional, ya nadie piensa en Mancera como contendiente para el 2018.
Priistas y personajes que en su momento fueron aliados del grupo del presidente también son víctimas de lo anterior.
Eruviel Ávila en el estado de México vive sus horas más oscuras con el desmantelamiento de su grupo más cercano y de mayor confianza.
Ahí también los apoyos del gobierno federal en la estrategia de seguridad han sido en los hechos prácticamente nulos y otra vez, la percepción mediática en torno a la gestión de Ávila como gobernador es muy negativa.
Eruviel jamás fue el candidato de Peña.
Su carta era Alfredo del Mazo, actual director de Banobras, el cual tuvo que ser sacrificado por no cumplir con los demoledores y fríos requisitos de la rentabilidad electoral.
¿Seguirá el gobernador de Puebla?
Depende de muchos factores.
De entrada, no hay que descartar la posibilidad de que Moreno Valle, consiente de que es muy probable que el presidente le herede el cargo a otro priista, decida negociar sus aspiraciones a cambio de mantener el control político absoluto del estado.
Recursos y juventud hay.
Y ahora que controla absolutamente al blanquiazul tiene la mesa servida para seguir vigente en la política nacional una vez terminado su mandato en el estado.
Sin embargo, el empoderamiento después de la victoria de Madero revivió el canto de las sirenas.
Personajes del círculo íntimo utilizan su influencia y confianza para convencer al mandatario de que existe la posibilidad real de que el sueño presidencial se concrete dentro de 4 años.
Pase lo que pase y al precio que sea.