Así la utilidad pública con sangría al erario para “elefantes blancos”.
Aún no se legislaba en la materia.
Ahora, la nueva Ley de Expropiaciones en Puebla, recién aprobada por el Congreso del Estado, trata al ciudadano como delincuente, es discrecional y, sobre todo, incentiva el despojo institucional del patrimonio de los poblanos.
¿En qué diablos pensaban los diputados locales cuando aprobaron dicha legislación confiscatoria?
Y es que ya se sabe el motivo de la Ley de Expropiaciones en Puebla por parte del gobernador Rafael Moreno Valle y su operador Eukid Castañón.
La construcción del segundo piso de la autopista México-Puebla y la tercera ruta del Metrobús en la colonia Bugambilias sobre la 16 de septiembre requieren de expropiaciones de bienes para garantizar las ampliaciones por la vía del despojo oficial.
¿Cuántas propiedades quitará el gobierno de Puebla a sus dueños y cuántos proyectos inmobiliarios se realizarán en torno a las afectaciones para favorecer a prestanombres de políticos de moda?
Resuelto el conflicto legal entre el gobierno de Moreno Valle y OHL, ya con el aval de la Federación para el segundo piso, resta ahora proceder con las expropiaciones sin que existan conflictos legales.
No habrá cabida para los amparos. El decreto es claro cuando establece que se expropia y luego se ofrece audiencia al afectado, con lo que se busca evitar que las obras se frenen ante la decisión de algún afectado de recurrir a la defensa de sus derechos.
Este tipo de expropiación sin aviso pone al ciudadano al mismo nivel de la delincuencia organizada, donde se confiscan propiedades sin avisar. La Ley no da plazos para el desalojo.
Y quién determina qué propiedad se afecta, pues a discreción del funcionario que ejecuta las obras.
Pero las afectaciones no sólo se registrarán en vialidades externas de la zona metropolitana de Puebla, pues en las internas se sabe ya del proyecto de instalación de concreto hidráulico para la 16 de septiembre.
Ahí se requiere de un carril para la nueva tercera ruta del Metrobús y como no existe, pues no habrá más remedio que expropiar.
Así de impune el Estado.
Cada vez más, el poblano en estado de indefensión ante el poder.
Nadie lo remedia.